Prueba Moto Morini Seiemmezzo SCR: Introducción posicionamiento y rivales de la Moto Morini Seiemmezzo SCR
Las siglas SCR significan a la Moto Morini Seiemezzo SCR (61 CV, 6.990 €) como la scrambler de las naked de corte neo retro, dentro de la gama de motos de media cilindrada de la marca italiana que, además de su hermana roadster la Seiemezzo STR, incluye a la trail X-Cape, la custom Calibro y otros modelos que están por venir.
Con 650 cc de cilindrada, vive a medio camino entre otros modelos de la competencia que la flanquean en cilindrada, por arriba o por abajo. Todas ellas posan un ojo (cuando no los dos) en los usuarios con carnet A2.
Con menor cilindrada encontramos motos como la Honda CL500 (47 CV, 6.750 €), Fantic Caballero Scrambler 500 (40 CV, 7.290 €) , Husqvarna Svartpilen 401 (44 CV, 6.369 €), Benelli Leoncino 500 (47,6 CV, 6.590 €), Macbor Eight Mile 500 SCR (46,94 CV, 6.999 €) y Voge 525 ACX (47,6 CV, 6.289 €).
Si miramos rivales con más cilindrada, todas bicilíndricas, encontramos la Fantic Caballero 700 (75 CV. 9.990 €), Benelli Leoncino 800 Trail (76,2 CV, 8.590 €), Husqvarna Svartpilen 801 (105 CV, 11.949 €) o Yamaha XSR 700 (73,4 CV, 8.499 €).
Si te fijas, la Moto Morini Seiemezzo SCR supera en potencia a sus rivales de inferior cilindrada, mientras que su precio está más cerca de aquellas que del de las rivales de mayor cilindrada.
Con un motor muy fiable y el empleo de buenos componentes, Moto Morini juega la baza calidad-precio-prestaciones, en busca del encaje mágico en las listas de ventas.
Prueba Moto Morini Seiemmezzo SCR: Características técnicas y equipamiento de la Moto Morini Seiemmezzo SCR
La sencillez bien entendida es el arma de Moto Morini cuando recurre a una plataforma motriz bicilíndrica paralela DOHC sin apretarla al máximo, pues da 61 CV a 8.250 rpm. No es una cifra astronómica, pero suficiente para perder todos los puntos del carnet.
Además, entrega 54 Nm a 7.000 rpm, pero en una curva sin baches que, ayudado por un desarrollo no muy largo, permite buenas aceleraciones y recuperaciones desde cualquier régimen sin dificultad. La velocidad máxima está cifrada en 170 km/h.
La parte ciclo parece sencilla en su concepción, pero está muy bien equipada. El chasis es un tubular de acero, mientras que el basculante es un doble brazo de aluminio, al que se ancla -sin bieletas- por la derecha un monoamortiguador lateral muy vistoso y regulable en extensión y precarga.
Su recorrido es de 120 mm. Bajo el basculante, también en la parte derecha, asoma un escape que se integra perfectamente en el diseño de la moto y que le aporrea una estampa muy dinámica.
La suspensión delantera corre a cargo de una horquilla invertida Kayaba de 43 mm y 120 mm de recorrido, con las mismas posibilidades de regulación; todo un lujo en una scrambler. La distancia entre ejes queda fijada en 1.425 mm, la altura del asiento a 810 mm y el peso en seco 200 kg. No es la moto más ligera, pero lo cierto es que no acusa los kilos, ni en marcha ni parada.
El asiento es muy cómodo y con mis 178 cm es muy fácil llegar al suelo con las dos plantas y remar con las piernas para moverse en parado. No es tan cómodo el espacio para el pasajero, más duro y menos amplio.
Las formas del depósito prevén el contorno de tus piernas, tanto de pie como sentado y junto a la pequeña pantalla opaca y el guardabarros delantero mixto (elevado en su parte delantera y pegado casi a la rueda en su mitad posterior), aportan una imagen neo retro-apocalíptica de lo más sugerente.
Las llantas de radios tienen su culpa, que en medidas 120/70-18 y 160/60-17 calzan unos magníficos Pirelli MT-60RS, mucho más pegajosos en asfalto que lo que su aspecto mixto dan a entender.
Los frenos corren a cargo de Brembo: doble disco delantero de 298 mm, mordidos por pinzas axiales flotantes de doble pistón. La maneta es regulable (también la de embrague). Detrás monta disco de 255 mm mordido por pinza flotante de dos pistones. Calidad a raudales.
Las piñas son retroiluminadas, muy útil para manejar el menú desde la pantalla TFT de 5”, que integra toda la información deseable: velocidad, cuentarrevoluciones, reloj, nivel de gasolina, temperatura de refrigerante y ambiente, indicador de marcha engranada, amén del testigo de reserva, recordatorio de las revisiones y ojo, sensor de presión de los neumáticos.
Notarás que me he dejado los odómetros. Aunque figuran en las dos esquinas inferiores de la pantalla, no las podrás leer, pues los cables y latiguillos que vienen de los puños y convergen en el manillar te impedirán leerlos, a menos que te incorpores y mires desde arriba. Un aspecto a revisar.
Contrasta con los buenos acabados que podemos observar en las costuras del asiento, realmente excepcional por cómodo, el tapón de combustible con bajorrelieve del logo de Moto Morini, o los protectores laterales de depósito, que impiden que las rodillas resbalen con el depósito.
La inyección electrónica y el ABS son toda la electrónica que hallarás en la Seiemmezzo SCR, porque no tiene modos de motor ni control de tracción, aunque sí iluminación full-LED y luz diurna DRL, que actúa en el perímetro del faro redondo y que destila mucha personalidad. También está al día mediante la opción de conectividad con tu teléfono móvil vía Bluetooth.
Prueba Moto Morini Seiemmezzo SCR: Cómo va la Moto Morini Seiemmezzo SCR
Lo primero que llama la atención a bordo de la Moto Morini Seiemmezzo SCR es la postura de conducción. Lo curioso es que, no siendo una postura muy habitual, sí resulta confortable. El manillar es muy ancho, pero está a la distancia y altura correctas para que las manos descansen sobre él.
Las estriberas están muy separadas entre sí. Comparten soporte con las estriberas del pasajero y aunque su motor no sea especialmente ancho, la distancia entre tus pies sí lo es.
Mi conclusión es que es deliberado, porque combinado con el asiento, muy cómodo pero peculiar en sus formas, resulta en una posición muy cómoda, incluso de pie. Las piernas encajan en las formas del depósito y a pesar de las peculiaridades descritas, a los mandos todo el conjunto se siente muy natural.
Una vez en marcha, todo se presenta con facilidad absoluta. El cambio es rápido y preciso. Tras ver las cifras sobre el papel, esperaba tener que revolucionar mucho el motor para que sacase lo mejor de sí, pero me encontré con un motor muy agradable, que sube con facilidad de vueltas y que cuenta también con buena reserva de par a medio régimen.
Es cierto que la pimienta está en el estante superior de la alacena, al que llegas pocas veces en conducción diaria, pero cuando llegas, te da ese picante que tú esperabas.
La Moto Morini Seiemmezzo SCR se muestra como una moto que, exceptuando la capacidad de carga, es una moto muy versátil, al hacerte la vida fácil en toda condición. Desde sus manetas regulables y en esa postura “ancha”, puedes sentir que el embrague es muy fácil y los frenos, eficaces.
Puede comprobar que, además de para salidas por caminos y pistas, las suspensiones de la Moto Morini Seiemmezzo SCR son muy adecuadas para ciudad, tanto para subir y bajar aceras, como para sufrir los socavones y trampas que presenta el asfalto madrileño.
En conducción deportiva funcionan mucho mejor de lo esperado, tal y como vienen de serie, pudiendo afinarlas en precarga y extensión. Con 120 mm de recorrido en la horquilla, es normal que haya cierto hundimiento en frenada antes de acometer una curva, pero la Seiemezzo SCR te obsequia con una entrada natural, ya sea de paseo, ya sea comprimiendo suspensiones en la frenada.
En este segundo caso, puedes sentir cómo los Pirelli MT-60RS se agarran y te informan de que, si tú quieres, pueden con más carga de trabajo. La moto es obediente en la trazada y te permite variaciones en la misma, perdona errores. En curvas rápidas ayuda la distancia entre ejes para percibir estabilidad sin tacha. Es decir, confianza.
Siendo una scrambler, sabes dónde estás y hasta dónde puedes llegar; es en ése momento cuando cambia por completo tu perspectiva sobre la Seiemezzo SCR y se evaporan tus prejuicios de clase. Lo que empieza como la prueba de una scrambler, torna en una semana de lo más divertida.
Más allá de su cara bonita, es una buena moto, de aquellas que te quedas mirando cuando la tienes que devolver. Tengo que conocer a su hermana.