El Yamaha Sports Ride Concept es la prueba manifiesta de como la firma nipona es capaz de desarrollar vehículos pasionales más allá del mundo de las dos ruedas. Y a decir verdad, si uno echa la vista atrás, no se explica como este deportivo ligero no termino llevándose finalmente a la fabricación en serie.
Porque si de sensaciones hablamos, el Sports Ride prometía colmarnos de ellas, gracias a la posibilidad de terminar montando el motor de Yamaha YZF-R1 del momento, destinado a propulsar los apenas 750 kilogramos en seco que declaraba la propia marca. Con esta relación peso-potencia no solo nos asegurábamos unas prestaciones de infarto. También la certeza de crear un aparato muy efectivo dentro y fuera de un circuito.
Yamaha Sports Ride Concept: Lo que pudo ser y debía haber sido
Imaginaros estar en aquel Salón de Tokio 2015 y presenciar como los responsables de Yamaha, presentaban de manera oficial aquel Sports Ride Concept. Porque no solamente hablamos de un automóvil prestacional que habría convencido a una amplia clientela para hacerse con sus servicios. También enamoran sus formas compactas y bien definidas, así como un nivel de acabados realmente alto.
Sí, todos sabemos que una vez tomada la decisión de fabricar un determinado modelo en serie, la mayoría de marcas empiezan a suprimir la mayor parte de los elementos que le otorgan un toque exclusivo a los concepts iniciales. En cualquier caso, este Sports Ride pintaba muy bien desde el principio y a todos los allí presentes, muy probablemente, se les llenó la cabeza de imágenes idílicas pilotando semejante cacharro.
Por otro lado, el Sports Ride Concept aprovechaba la configuración estructural ya vista anteriormente en el prototipo urbano MOTIV, presentado en el Salón del Automóvil de Tokio en 2013. Tanto en uno como en otro estaba presente la magia de Gordon Murray, el diseñador británico-sudafricano, padre del que posiblemente sea el coche de calle más icónico de la historia: el McLaren F1.
Bajo el proceso de diseño iStream, obra de Gordon Murray Design Limited, se lograrían producir chasis ligeros dotados de una alta rigidez, tecnología similar a la empleada en la Fórmula Uno. Yamaha lo describía así: “El concepto es crear una estructura básica uniendo paneles compuestos a un marco tubular. Se trata de un proceso para desarrollar vehículos personales que ofrezcan altas prestaciones y respeto al medio ambiente.”
Con apenas 3,90 metros de largo, 1,72 de ancho y 1,17 de alto, el Sports Ride Concept estaba destinado a poner patas arriba el segmento de los deportivos ligeros. Si bien inicialmente se barajó la idea de equipar un motor tricilíndrico de un litro de cubicaje y 80 CV de potencia, posteriormente se habló abiertamente de integrar el propulsor de la R1 coetánea junto a una caja de cambios manual.
El conjunto quedaba rematado por materiales exóticos como el cuero, el carbono o el aluminio. Además, tanto el piso del coche como el techo eran transparentes, buscando la interacción de sus ocupantes con el medio cada vez que decidiéramos exprimir sus cualidades dinámicas.
Es decir, incrementar el nivel de sensaciones como si de una motocicleta se tratara. Para completar esta imagen deportiva, la marca integraba una doble salida de escape por la parte centra superior de su zaga, al más puro estilo de la Yamaha R1.
Tras aquella primera presentación volvimos a saber del Sports Ride Concept en el año 2017, cuando la marca publicaba un video de pruebas del que parecía la evolución lógica de aquel primer prototipo, bautizado bajo la denominación T40. Sin embargo, en 2019 aparcaba definitivamente el proyecto, ese que tantas pasiones había levantado cuatro años antes.