Aunar en un mismo proyecto pasado y presente se ha convertido, dentro del mundo de las dos ruedas y en especial en el de las customizaciones, en todo un arte. Además, tenemos la suerte de contar en nuestro país con multitud de talleres especialistas en preparaciones que llevan esta actividad a otro nivel, como es el caso de 72 HKG Performance. De la mano de Jorge y Antonio, fundadores y alma del proyecto, son capaces de crear “artilugios” tan bien hechos como esta Kawasaki 1100 ‘Shozo’.
Pero comencemos desde el principio, como han hecho los amigos de Pipe Burn, donde hemos conocido de primera mano la historia de la ‘Shozo. Le pusieron este seudónimo en honor al fundador de Kawasaki, Shozo Kawasaki, y como lo que iba a ser la adquisición de un Mercedes-Benz W114 de 1973 por parte de Jorge y Antonio, se convirtió además en una oportunidad para producir esta increíble máquina.

Todo vino a raíz de un viaje de ambos a Pamplona para conocer a Bodes, el propietario del W114, pero que resultó ser también dueño de una Kawasaki Zephyr 1100 a la que ya habían tratado de darle forma con otra preparación. Al parecer, a su dueño no le convenció nunca del todo el resultado final. Así que tras conocer a los chicos de 72 HKG y sobre todo tras echar un ojo a alguno de sus trabajos, decidió finalmente encargarles un nuevo proyecto sobre su icónica naked.
Llegados a este punto, lo más importante para el equipo que compone 72 HKG Performance, es saber qué es lo que desea exactamente el futuro dueño de su laborioso trabajo. Bodes les comentó que su idea era crear una máquina basada en las motos que se empleaban en las carreras de resistencia de los años 70, e incluso un toque de las preparaciones que se llevaban a cabo en los 80 en Japón. Todo ello sin renunciar a algunas modernidades que le confirieran el toque dinámico necesario a la 1100 Shozo, pero sin perder un ápice de la personalidad buscada a nivel estético.

Asi que, con las ideas claras y la moto en las instalaciones de 72 HKG, comenzó el arduo trabajo que nos lleva hasta la moto actual que podemos visualizar en las fotografías. Evidentemente, todo en esta Zephyr 1100 ha recibido en mayor o menor medida algún tipo de modificación, pero sin duda se ha logrado el resultado final que se pretendía, manteniendo esa aura vintage intrínseca de los modelos de los 70 y 80, combinada con nuevas tecnologías actuales que no hacen sino acrecentar las virtudes de esta icónica máquina.
A destacar, además de la llegada de elementos como sendas colas de escape Akrapovič, bomba radial de frenado Brembo o iluminación Full-LED, el brillante trabajo llevado en su carrocería. Porque desde el principio estaba claro que había que montarle un carenado completo, a pesar de lo abultado lateralmente del bloque que monta esta Kawasaki Zephyr 1100. Aun así y tras más de 200 horas de trabajo lograron darle forma a las espectaculares fibras que, vistas de frente, dejan ver lo detallado del diseño, aunando diferentes curvaturas que dan como resultado final una imagen que nos recuerda a unas alas.

Luego se pasaron «otro rato” cortando, soldando y en definitiva refabricando el bastidor auxiliar, con la idea clara de lograr minimizarlo en la medida de lo posible para después poder incorporar el exquisito colín trasero junto al asiento monoplaza tapizado en piel y alcántara por Senen Leatherworks. El resultado, al igual que en otras partes de la moto, conjuga a la perfección minimalismo con un alto grado de elaboración. Si a ello le sumamos detalles como el faro redondo delantero, cuadro de instrumentos digital con arranque sin llave o una pareja de amortiguadores laterales Hagon totalmente regulables, entre otros, esta Kawasaki 1100 Shozo iba cogiendo la forma deseada.
Evidentemente en este proyecto hay infinidad de detalles que se nos quedan en el tintero, aunque entre ellos también son dignos de mención la instalación eléctrica, rehecha por completo y convenientemente camuflada o una centralita Motogadget. También un equipo de intermitentes LED llevados a su mínima expresión o la pantalla frontal hecha a medida, que pareciera quedar cosida al carenado con la tornillería vista de acero inoxidable. Sin duda una joya creada por artesanos que disfruta, ahora sí, su afortunado propietario.