¿Podrían ser las baterías de papel el futuro dentro del sector energético? Esta es la pregunta que nos realizamos tras conocer la última patente presentada por una startup de Singapur, Flint Company, que lleva trabajando en el tema desde hace un tiempo. Ahora, aprovechando la celebración del reciente CES 2025, han dado a conocer sus últimos avances en la materia, abriendo la puerta a un sector mucho más limpio y sostenible que el conocíamos hasta ahora.
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Baterías de papel: Un posible sustituto a las baterías actuales
Según hemos podido conocer gracias a los compañeros del medio italiano Insella, la tecnología de baterías de papel que emplea Flint tiene un elemento diferenciador con lo que hasta ahora conocíamos: el separador de celulosa. Gracias a este avance, la marca declara una densidad energética de 220 Wh/kg y 410 Wh/l.
Tras conocer estos resultados, más de uno ya se cuestiona si las baterías de papel en las que trabaja el equipo de Flint Company, podría ser un sustituto real a las actuales fabricadas con metales contaminantes, como el cobalto o el litio. Respecto a los aspectos técnicos, hablamos de un electrolito en gel acuoso, combinado con un cátodo de zinc y un ánodo de manganeso.
Esta estructura logra eliminar un posible riesgo de incendio o explosión, convirtiendo además a las baterías de papel en elementos mucho menos contaminantes y más respetuosas en general con el medio ambiente. Esto es posible, especialmente, al uso de materiales con un alto grado de biodegradabilidad.
Ahora bien, actualmente la tensión máxima que se logra extraer de las baterías de papel de Flint Company es de solo 1,5 voltios, un hándicap realmente importante si queremos hacer uso de ellas en sectores clave como el del mundo del motor. Por su parte, la compañía ha confirmado que el proceso de desarrollo está en marcha, pero aún falta un tiempo prudencial para poder extraer el máximo potencial a esta tecnología.
La estimación actual es de cinco a diez años, tiempo necesario para poder desarrollar células con un voltaje más alto. Así mismo, Flint también busca nuevas alternativas con las que poder implementar sus métodos de producción en las líneas industriales existentes, intentando alcanzar una transición tecnológica paulatina.
Por lo pronto cuentan con el apoyo de diferentes entidades que han aportado inicialmente una financiación total de unos dos millones de dólares. Si bien no es una cifra con la que llegar muy lejos en este campo, sí que servirá para comenzar a testar diferentes modelos de desarrollo con las consiguientes pruebas en laboratorio a pequeña escala, dando un paso más hacia el uso de las baterías de papel dentro de las grandes industrias mundiales.
