Lo primero que tenemos que tener muy claro es que hay que mantener el sistema de refrigeración de nuestra moto en estado óptimo. Si es de refrigeración líquida, debemos estar atentos al nivel de refrigerante y no pasarlo por alto. Si es de refrigeración por aire, mantener las aletas libres de suciedad nos ayudará a que el calor se evacúe mejor.
Dicho esto, la vigilancia es clave. Mantener la atención sobre el cuadro de instrumentación de nuestra moto nos ayudará a detectar rápidamente el sobrecalentamiento. Si nuestra moto no equipa dicho sensor, existen termómetros que pueden ser instalados y que nos permitirán saber la temperatura de nuestro motor.
En caso de que exista un sobrecalentamiento, debemos analizar la situación con calma. Si es necesario, podemos parar en condiciones de seguridad para proceder de la mejor manera posible. Si el motor se ha sobrecalentado circulando de manera normal en tráfico fluido, debemos detener el motor, ya que seguramente se deba a una fuga de refrigerante. De no hacerlo así, seguramente se produzcan daños graves en el motor.
Si por el contrario nuestra moto se ha sobrecalentado por circular a baja velocidad o en un atasco, es vital salir de esta situación y aumentar el ritmo de la circulación para forzar mayor cantidad de aire hacia el radiador o el motor. Solo así podremos bajar la temperatura, aunque debemos hacerlo manteniendo un régimen de giro del motor bajo, circulando en marchas altas sin exprimirlo.
Lo que nunca se debe hacer es echar agua por encima del motor para enfriarlo. Si lo hacemos, el choque térmico puede ser demasiado grande y puede dañar las juntas u otras partes del motor.
