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Prueba SYM Cruisym 300i 2018: nueva etapa

Fotos: SYM
La firma taiwanesa nos presenta su nuevo Cruisym, un scooter de media cilindrada que combina correctamente el concepto GT con el puramente deportivo, sustituyendo al conocido Joymax. SYM vuelve a dar en la diana.
Lo mejor
  • Diseño
  • Prestaciones
  • Relación calidad-precio
Mejoraríamos
  • Más aceleración
  • Sólo un disco delante

Independientemente de los modelos más populares del octavo de litro (top10 de ventas en todos los listados de matriculaciones), el segmento pre-maxiscooter (más de 125 cc y menos de 400 cc) ha crecido mucho en los últimos años, con más de 10.000 uidades vendidas a lo largo de 2017. Así, tras seis años en el mercado, SYM evoluciona los Joymax 125/300i que conocíamos hasta ahora para dar lugar a los nuevos Cruisym 125/300i, una opción más equilibrada y accesible que sus hermanos Maxsym 400/600i. Junto con el SYM Jet 14, el Mio y el Mask (los tres conducibles con carnet de coche) supone la principal novedad de la marca asiática a la espera del futuro TL1, la opción maxiscooter sport.

Siguiendo las actuales tendencias del mercado, el Cruisym adopta una imagen más afilada y agresiva que su antecesor, a su vez heredero de la saga GTS/GTS Evo original lanzada en 2005, de talante más turístico. Ahora ya no hay versión Sport o Comfort como antes, ni tampoco sistema Start & Stop: modelo único y tres colores disponibles (rojo, blanco y negro) para simplificar por 4.799 € (con motorización de 125 cc desciende a los 3.999 €). Antes de lanzar esta motorización se estudió el proyecto para que equipara un propulsor de 350 cc, pero al final se desestimó esta cilindrada. Sus rivales directas son el Yamaha X-MAX 300, el KYMCO Super Dink 350 y el Honda Forza 300.

La motorización (denominada internamente como F4) está basada en la del Joymax 300, es decir, un monocilíndrico de 278 cc adaptado a la normativa Euro 4 que declara 27.3 CV a 7.750 rpm. Aunque su imagen es claramente sport, potenciada por piezas plásticas de imitación a carbono, también incorpora de serie elementos tan prácticos en el día a día como el ABS 9M firmado por Bosch, iluminación LED (óptica trasera, intermitentes y luz de día), parabrisas ajustable, toma de corriente USB 5V (guantera derecha) y hueco bajo-asiento (tapizado) para dos cascos integrales (apertura con botón desde la piña izda.). Discos lobulados, caballete central, instrumentación mixta analógica-digital o asiento deportivo son otras de sus características.

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Deportivo fuera, GT dentro

La imagen de este scooter, más agresiva que el Joymax, rezuma deportividad por los cuatro costados, haciéndote pensar que te enfrentas a un megadeportivo de última generación, pero nada más lejos de la realidad. La habitabilidad es excelente, con espacio más que suficiente para conductores grandes/altos y también para uso a dúo.

En marcha, el SYM Cruisym 300i se muestra dulce, progresivo y equilibrado, algo ideal para uso diario, sin exigencias que obliguen al conductor a sacar lo mejor de su conducción para ser realmente eficaz. Los 27.3 CV llegan pausadamente, transmitiendo un carácter tranquilo, sosegado y constante. A partir de 5.000 rpm llega lo mejor por lo que si quieres divertirte ya sabes dónde tienes que subir la aguja. Los cambios en cilindro, cárter, árbol de levas y distribución le han sentado muy bien, buscando eficacia y fiabilidad a partes iguales. Llegar a los 140 km/h de marcador sin esfuerzo es posible.

En ciudad se agradece el amplio radio de giro y la capacidad de carga, que inciden en una mejor maniobrabilidad en distancias cortas y transporte de equipaje, mientras que en carretera la buena protección de su parabrisas (regulable manualmente con herramienta en dos alturas) impide que el aire llega a nuestro cuerpo en exceso, como sí ocurría en el Joymax Sport.

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La estabilidad está fuera de toda duda, apoyándose en un nuevo chasis de acero, llantas de 14 y 13 pulgadas respectivamente (neumáticos Maxxis) y horquilla convencional con doble amortiguador trasero. Declara un peso de 192 kg (depósito de gasolina de 12 l.), haciendo gala de una pisada firme en todo momento que se traduce en un plus de confianza muy de agradecer a medida que se suceden los kilómetros. Con unas medidas contenidas para tratarse de un 300, los cambios de dirección y el comportamiento general son fáciles y el conjunto ayuda. A pesar de emplear un único disco delantero, el Cruisym frena bien, ayudándote del trasero si es necesario realizar alguna detención in extremis.

La instrumentación cuenta con doble esfera analógica para velocímetro y cuentarrevoluciones, separados por una pantalla digital que informa de nivel de combustible, temperatura del refrigerante, hora, cuentakilómetros, pata de cabra extendida o asiento abierto.

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