Hubo un tiempo en que las motos de carreras quemaban aceite con la gasolina, y la categoría intermedia (250) ofrecía casi tanta velocidad y emoción como la reina (500) pero con más competitividad. Y, sobre todo, los amantes de esas motos y esas carreras podían disfrutar por la calle con motos muy parecidas a las de competición. En los años 1980 y 1990 y aunque en España no vimos muchas, las 250 (y 350) con motor bicilíndrico «dos tiempos» eran las favoritas de los moteros más quemados. El término «carbonilla» viene de los restos que el aceite quemado dejaba en los escapes…
Uno de los mitos de aquella época no tan lejana es la Aprilia RS250. La marca italiana luchó con Honda o Yamaha por el reinado en los circuitos, pero en nuestro país tuvo poca oposición en la calle. Aquí apenas llegaron muy pocas unidades paralelas de ninguna versión de Honda NSR 250 o Yamaha TZR 250, pues las marcas nunca las importaron oficialmente. Incluso la Suzuki RGV 250 solo se trajo en contadas unidades para las Copas que se corrieron con ellas, a principios de los años 1990. La Aprilia RS250 (que por cierto montaba el motor que empleaba la Suzuki, lo que es una garantía mecánica y de recambio) sí se vendió oficialmente, y aunque llegó cuando los ojos de los aficionados ya miraban más las Supersport 600, es una moto que tuvo su buen momento. Aprilia usó sus propios escapes y caja de admisión, además de ajustes en el encendido, para mejorar el rendimiento del motor Suzuki hasta ofrecer unos 70 CV a 11.900 vueltas, pero con su chasis de aluminio y tamaño GP apenas superaba los 130 kg.
La RS250 es ahora un «unicornio»: si aparece una en el mercado sus fanáticos van tras ella enseguida. Hemos encontrado una, y en muy buen estado: indica menos de 8.000 kilómetros (además el indicador no está en millas). Se subasta en California, donde está físicamente además de matriculada, y el precio de salida está en 5.100 dólares. No te pierdas los vídeos del arranque en frío o de los acelerones… ¿no hueles ya ese aroma a aceite quemado?
