En las últimas semanas hemos visto ya dos golpes de los cuerpos de seguridad contra quienes utilizan de una manera u otra las motos para ganar dinero ilícitamente. En esta ocasión se han recuperado 87 motos robadas por una trama que operaba desde Santa María de Palautordera (Barcelona).
El dispositivo, en el que ha participado el Centro de Cooperación Policial de Algeciras y que ha sido vital en la operación que ha llevado la Guardia Civil en colaboración con los Mossos d’Esquadra y la Policía Local de Santa María de Palautordera, ha destapado una red de trabajo peculiar.
Las motos se robaban en todas partes de España y se llevaban hasta la localidad barcelonesa. Una vez allí, las motos eran despiezadas para ser embarcadas rumbo Tánger donde serían vendidas. Era en la finca en la que se ha llevado a cabo la operación donde se producía el despiece y se almacenaban en 30 trasteros hasta su transporte.
La operación, que tiene el nombre de Moto Explosée arrancó en el mes de mayo cuando se descubrió una furgoneta que podía llevar motos robadas en su interior. Este descubrimiento tuvo lugar en un ferri que navega en la ruta Sète-Barcelona-Tánger.
Además las 87 motos robadas, hay otras 22 denuncias a los cabecillas de la trama
Tras confirmar que, efecto, la furgoneta llevaba piezas de motos se contactó con el Centro de Cooperación Policial de Algeciras que procedió a realizar un control del vehículo. Fue entonces cuando la policía marroquí intervino múltiples motos robadas en España.
A partir de ese momento el dispositivo se fue armando hasta terminar dando con los responsables, un hombre español y otro marroquí que estaban al frente del turbio negocio. En el registro que ha puesto fin a la trama además de las motos se requisaron un arma corta y una larga, esta última de aire comprimido.
Además de enfrentarse al delito de robo, el Seprona ha puesto 13 denuncias por infracciones medioambientales y la Policía Local de Santa María de Palautordera otras 9, ya que había ese número de vehículos en el interior de la finca que carecían de seguro.
El último paso será el de intentar identificar las motos despiezadas para conseguir devolverlas a los legítimos propietarios.
