Una Superbike de serie es tremendamente rápida. Cualquiera de las superdeportivas del mercado son tan tecnológicas y demenciales, que según salen del concesionario y tras el más que recomendable rodaje podrían marcar unos cronos, en manos de un piloto profesional, que a más de uno dejarían de piedra.
Pero las Superbike de serie tienen algunos problemillas si las pones en manos de bestias como Toprak Razgatlioglu, porque los frenos sufrirían más de la cuenta, las suspensiones igual, y con los carenados de serie se tendría un peso extra. Así que el reglamento de Supebike permite modificaciones que hacen que las motos sean todavía más competitivas.

Las Superbike son mucho más baratas que una MotoGP, pero van muy muy rápido
Es por ese motivo que al cambiar electrónica, frenos, suspensiones, carenados y, ya depende del fabricante y sus concesiones, hacer modificaciones en chasis y basculante, motor… que permiten que una moto preparada sea capaz de rodar en tiempos relativamente cercanos a una MotoGP.
El caso es que todo esto es teoría, pero la práctica es que ir subido en una de estas bestias y llevarla al punto, en el que el motor está entregando toda su potencia y aun así tú quieres un poco más para ir todavía más rápido, es algo que solamente está al alcance de unas decenas de pilotos en todo el mundo y que, cuando lo ves en primera persona sobrecoge.
Si eres una persona sensata y con algo de conocimiento, reconocerás que la manera demencial de pilotar una Superbike de Toprak Razgatlioglu por una pista como la de Cremona es digna casi de un “psicópata” y que no está a nuestro alcance.
Y eso que estamos ante una vuelta en la FP2 donde no fue especialmente rápido, ahora imagínate al turco cuando de verdad lo está dando todo en busca de la pole o en una remontada. Lo que decíamos, es algo que solamente está reservado a unos cuantos elegidos…