Las dudas y críticas a la seguridad del trazado austriaco han llevado a los responsables del mismo a modificar la última curva, una de las que mayores críticas había cosechado por parte de los pilotos antes, durante y tras los test llevados a cabo en las últimas semanas.
La reforma consiste en reducir de 13 a 10 los metros de ancho que tiene la curva en su salida, lo que hace que esta sea más cerrada, se tenga que pasar a menor velocidad y, además, se ganen tres metros extra de escapatoria. Eso sí, asfaltada.
Del resto de puntos que los pilotos han considerado conflictivos no hay notificación alguna, por lo que no parece que se hayan podido llevar a cabo cambios extra en pos de una seguridad que, a priori, queda garantizada cuando la FIM y su Comisión de Seguridad homologan una pista con la máxima calificación.
Campeonato del Mundo de MotoGP.