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Prueba Benelli Leoncino 250 2019: equilibrio perfecto para carnet A2

Una naked neo-retro para uso urbano-interurbano de irresistible atractivo por 3.299 €
Fotos: Javier Ortega
La Benelli Leoncino 250 representa un paso intermedio entre la ciudad y la carretera, además de un modelo ideal para la iniciación de cualquier motorista. La probamos a fondo en distintos escenarios y te contamos a continuación todas las sensaciones que transmite.
Lo mejor
  • Manejabilidad
  • Facilidad de conducción
  • Estabilidad
Mejoraríamos
  • Visibilidad retrovisores
  • Asiento trasero pequeño

La Benelli Leoncino 250 llega al mercado para dar fuerza a la categoría del cuarto de litro, una cilindrada con un uso urbano de lo más práctico, que se extiende al ámbito interurbano, dando mucho más de sí que las 125, verdaderas responsables de esa debacle que ha sufrido esta categoría durante los últimos tiempos.

Hubo otra Benelli 250

Curiosamente, hubo otros tiempos en los que las 250 representaban la clase media en nuestro país. Los fabricantes nacionales ponían entonces a trabajar su creatividad, y sus modestos recursos, para diseñar las dos y medio más sugerentes y eficaces del momento. 

En aquellos años de proteccionismo institucional y de prohibición a la entrada de las marcas japonesas, una firma italiana coló en nuestros escaparates una impresionante 250 con dos cilindros que daban nombre al propio modelo, 2C, resultando a la postre un auténtico éxito de ventas. 

Perfil derecho de la Benelli Leoncino 250

Quien firma este reportaje conserva aún el recuerdo del primer Critérium AGV, allá por 1978, en el que uno de sus rivales se presentó a las clasificatorias para aquella prueba multitudinaria, con una de las mencionadas Benelli 250 2C, que exhibía un colín, tan exclusivo como casero, construido a base de una parte de lo que fue en su día una caja de frutas, forrada desde luego con cinta aislante (aún no había llegado la americana a España) y un papel revistero, de motos, por supuesto. 

Unos años más tarde, Benelli presentó otra 250, la Quattro, que con 4 cilindros, 4 tiempos y 16 válvulas, seguía la serie de monstruosidades japonesas, fruto de una rivalidad desmedida por conseguir la mejor moto del mercado. ¡Pero ésa es otra historia! Volvamos al presente.

Prueba de la Benelli Leoncino 250 y su confort urbano

Primera impresión

Las líneas esta nueva Benelli Leoncino 250, que parecen inspiradas en un cómic futurista de los cincuenta, sugieren una forma muy personal de desplazarnos por nuestra ciudad, lo mismo que de hacer una excursión por sus contornos; sin embargo su posición de conducción se sugiere desde fuera muy convencional; aunque será mejor asegurarnos viendo qué es lo que nos transmite realmente al subirnos a ella.

Nuestras posaderas se colocan en una plaza muy ergonómica del asiento, a una altura (810 mm) asequible para todas las tallas, y situadas en el punto medio de la moto. Las manos se agarran a un manillar más bien plano y de generosa amplitud. Hasta ahí todo apunta a una posición convencional, como decíamos, que podemos encontrar en cualquier naked de corte urbano. Pero cuando buscamos con un pie las estriberas, las encontraremos colocadas más atrás de lo que esperamos, quedando las piernas en una postura algo menos urbana y más deportiva.

Monocilíndrico de la Benelli Leoncino 250

Sensaciones de motor

El monocilíndrico de cuatro válvulas refrigerado por agua de 24.5 CV se pone en marcha con sólo insinuarlo en el botón de arranque, y lo hace con un rumor discreto, casi imperceptible en una calle muy transitada. La maneta del embrague, accionado por cable, se siente bajo los dedos tan suave y progresivo como un picaporte bien engrasado; y al poner la primera con el pie, no nos llega al oído ningún clanc ni ningún clonc, con su molesta estridencia.

Al iniciar la marcha, toda la suavidad percibida en parado se proyecta en acción, movida por un motor que empuja con fuerza sobrada (21 Nm a 7.500 rpm), para escapar con las dos plazas ocupadas de la jauría sobre cuatro ruedas a la que da suelta cada semáforo. Bien es verdad que el espacio destinado al pasajero se puede clasificar verdaderamente como eventual, dadas sus recortadas dimensiones.

Prueba Benelli Leoncino 250 en marcha por la urbe

Como un guante

La agilidad de esta Leoncino 250 (164 kg en vacío) se hace notar ya en el propio garaje, y se confirma en la primera rotonda de nuestro barrio. No hace falta más. A partir de ese punto, más que sentirnos perfectamente acoplados a esta Benelli cada vez que doblemos una esquina o tomemos una de esas larguísimas variantes, que giran y giran, hasta desembocar finalmente en la circunvalación, tendremos la impresión de llevárnosla puesta, igual que una chaqueta de nuestra talla y a nuestro gusto.

Y es que todo resulta tan sencillo y natural con esta pequeña naked que al cabo de los primeros kilómetros sobre ella, no nos hará falta pensarlo, giraremos y cambiaremos sucesivamente de dirección únicamente con sentir la necesidad de hacerlo, como si fuera una prolongación de nuestras extremidades.

No es de extrañar, por tanto, que con una parte ciclo tan intuitiva y a la vez tan divertida, nos podamos aventurar sin complejos en una salida dominical, como la de cualquier motero, hacia nuestra carretera favorita de la costa o de la montaña.

Prueba de la Benelli Leoncino 250 por la ciudad

Dos caras

Como decíamos, el monocilíndrico se deja oír con un discreto rumor a bajas revoluciones, impulsando la Leoncino con suficiente consistencia, hasta la línea media del cuentarrevoluciones (unas 4.500 rpm). 

A partir de ese régimen y abriendo gas a fondo, emerge un excitante bramido desde la admisión, dando otro brío a una aceleración que, sin entrar el terreno de lo deportivo, imprime cierto carácter a la marcha de esta Benelli. Así es como, a la postre, nos resulte más divertida incluso de lo que ya nos ha adelantado esa parte ciclo del conjunto.

Prueba Benelli Leoncino 250 disco lobulado

También sabe parar

En el aparatado de la frenada, la maneta ofrece un tacto sólido que se mantiene incluso cuando le exigimos el máximo, apretando a fondo, para detener la Leoncino 250 en apenas un recorte. Por otro lado, la retención de la marcha ofrece una medida de precisión que nos permitirá ajustar el grado exacto de la forma en que queramos detenernos en cada situación.

La solidez de la Leoncino, particularmente en el aspecto de la frenada, encuentra uno de sus pilares más compactos en la robusta horquilla invertida, con unas generosas barras de 41 mm. De esa manera no se percibe ni tan siquiera un amago de torsión hacia el lado izquierdo (el del disco de 280 mm), por muy rotundos que seamos apretando la maneta. El freno trasero, por su parte, sujeta muy bien la mitad posterior, manteniendo la moto horizontal y aportando, además, un apreciable apoyo a la retención antes de que intervenga el ABS.

Faro elíptico de la Benelli Leoncino 250

En la autovía

Resulta un escenario determinante para una moto urbana, particularmente por sus circunvalaciones. Vaya por delante que la diferencia con sus congéneres de 125 se hace notar desde el mismo momento de arrancar, y se aprecia particularmente conduciendo acompañados, más aun en un escenario como esas autovías que rodean las grandes ciudades.

Para tomar una referencia, diremos que cualquier 125 se muestra a su máximo rendimiento sobre los 110 km/h, y que rinde el alma para alcanzar los 120, una velocidad a la que en ocasiones no llega ni en bajada. 

Prueba de la Benelli Leoncino 250 y su distancia libre al suelo

La Leoncino 250 muestra su mayor brío subiendo de las 7.000 rpm, hasta entregar sus casi 24,5 CV de potencia máxima sobre las 9.250 rpm. Y lo hace, como es natural, en las marchas cortas e intermedias, para desinflarse algo en sexta, también como es lógico, pero llega a rebasar incluso velocidades que quedan dentro de los puntos del carné.

Ahora bien, lo verdaderamente trascendental es que esta Benelli, con su monocilíndrico de cuarto de litro, es capaz de sacarnos de esos atolladeros, a veces francamente comprometidos, en los que nos meten los coches que nos rodean, cuando marcha en manada sobre los cien por hora. 

Girando el puño en sexta, podremos apartarnos de forma paulatina y discreta, pero si necesitamos escapar de una forma más apremiante, será suficiente con bajar a quinta y abrir todo el gas. El impulso que provoca bastará para zafarnos a tiempo de las encerronas que suele preparar ese tetris móvil que van formando los coches cuando circulan agrupados, a buen ritmo y en una caprichosa anarquía.

Depósito Chasis de la Benelli Leoncino 250

Más allá de la ciudad

Con esas prestaciones, discretas pero más que dignas, con el consumo más discreto aun, que brinda una autonomía notable tratándose de una moto urbana y, finalmente, con una postura natural, asentada en una confortable ergonomía, esta Benelli de 250 amplía su uso de la ciudad a la carretera, como pudimos probar en una escapada serrana. Esta Leoncino se ofrece también como una moto para disfrutar de una buena salida dominical, cuando nos apetezca, al modo y manera que es costumbre ancestral entre tantos y tantos motoristas.

De todos modos, si tenemos que sortear el tráfico más denso o incluso el que se halla atrapado por las retenciones, esta italiana se muestra prácticamente imbatible. Su ligereza y estrechez te permiten librar el paso, prácticamente, por donde lo hace una bici de alquiler. Si añadimos a ello su facilidad para superar un bordillo y la sólida estabilidad que ofrece su caballete lateral, a la hora de aparcarla sin que moleste en una acera, la Leoncino 250 se erige en una auténtica campeona de la urbe.

Chasis multitubular de la Benelli Leoncino 250

Funcionalidades

Esta dos y medio cuenta con una práctica pantalla LCD monocolor que muestra la velocidad con dígitos grandes en el centro, rodeada por la esfera del cuentarrevoluciones a modo de orla, que registra el régimen del motor de 500 en 500 rpm, también en formato digital. Además de estos datos básicos, la temperatura del líquido refrigerante y del indicador de combustible, todo perfectamente legible, tanto de día como de noche, incluso sufriendo una presbicia de dos dioptrías.

En cuanto a la iluminación, el faro elipsoidal que puso de moda la Monster transalpina, forma un arco led como luz diurna, que marca la personalidad de la Leoncino, vista a través de cualquier retrovisor. Además de ello, proyecta una luz nocturna suficiente, tanto en alcance como en intensidad, para las prestaciones que ofrece su motor de 250. Más aún, en el caso de la luz de carretera, que se suma a la de cruce, en lugar de conmutar con ella. 

Luz trasera de la Benelli Leoncino 250

Del resto de la iluminación y de la señalización se encarga a la tecnología LED, con lo que nuestra visibilidad y la durabilidad de la misma están garantizadas en la distancia y en la vida útil de esta Benelli, respectivamente. 

Sobre los retrovisores, apuntar que proyectan una imagen en consonancia con el estilo y la silueta de esta Benelli. Sin embargo pagan cierto tributo estético, recortando la superficie de sus espejos y ofreciendo una panorámica limitada de lo que vamos dejando atrás, y sobre todo de lo que se nos avecina por nuestra retaguardia.

Detalle del emblema Benelli en la Prueba de la  Leoncino 250

Por 3.299 Euros

Alguno puede preguntarse si otros modelos de 125, como por ejemplo la propia BN de Benelli, tiene un precio sensiblemente menor que esta Leoncino (3.499 €, ahora 200 € menos en promoción) si, al fin y al cabo, las dos montan motor con un solo pistón.

Bien. Hay que tener cuenta un inventario de elementos y de recursos que, puestos en cualquier moto, elevan sensiblemente su coste final. Empezaremos por el propio motor, para el que no resulta con el mismo coste montar uno de dos válvulas, ventilado por aire, que otro de cuatro válvulas con refrigeración líquida, garantiza además por un radiador de generosas dimensiones, como el que monta la Leoncino 250. 

Prueba Benelli Leoncino 250 detalle de su león

En cuanto a la parte ciclo, sobresale a simple vista la horquilla invertida, mientras que el calzo de las ruedas lo hace de una forma más discreta. No es lo mismo montar unos neumáticos de low cost, a los que recurren otras marcas que confiar toda la estabilidad a unos Pirelli Angel, como los de esta Benelli. Igualmente ocurre en complementos como la iluminación: no es lo mismo hacerlo con bombillas de wolframio que con tecnología led de última vanguardia.

En resumidas cuentas, que si damos un somero repaso a estos detalles, y a alguno más, veremos que el precio de esta Benelli Leoncino 250 se ajusta con medida bastante ceñida a todo lo que ofrece.

Valoración Final

La Benelli Leoncino 250 es una montura de corte scrambler neo-retro, y en cierto modo futurista, que se plantea en un principio como una naked urbana sin igual. Sin embargo, tanto sus prestaciones como su irreprochable estabilidad, la proponen como una excelente moto interurbana, para esos trayectos cada vez más extendidos desde casa a lugar de trabajo, pero además como un modelo excelente para iniciarse en el disfrute de las salidas dominicales a las carreteras favoritas de los motoristas.

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