Ha llovido mucho desde la llegada de la primera Aprilia RSV4 en 2009, una moto que marcó la pauta del Mundial de Superbike entre 2010 y 2014, añadiendo siete entorchados más a sus laureadas vitrinas. Ahora, la Aprilia RSV4 Factory 2021 aterriza como la más sofisticada y tecnológica pura sangre matriculable del mercado, una moto que aglutina todo el saber hacer de la firma de Noale. Esta sexta generación SBK hereda muchas soluciones aplicadas en la Aprilia RS-GP del Mundial de MotoGP, una moto que ha ido mejorando año a año y que ahora cuenta con Lorenzo Savadori y Aleix Espargaró como puntas de lanza.
Para este año, Aprilia ha actualizado su bestia a la normativa Euro 5 ofreciendo dos versiones: RSV4 estándar (20.999 €) y Factory (27.999 €). Además de por su decoración (negro/rojo y Reggiani réplica) las principales aportaciones de la segunda pasan por el empleo de suspensión electrónica semiactiva Öhlins Smart EC 2.0 (horquilla invertida NIX de 43 mm y amortiguador TTX en vez de Sachs), llantas forjadas de aluminio y pinzas de freno delanteras Brembo Stylema. Las rivales directas de la Factory (la moto en la que centramos nuestra toma de contacto en el Circuito de Cheste) son la BMW M1000RR, Ducati Panigale V4 SP, Honda CBR1000RR-R Fireblade SP y Kawasaki Ninja ZX-10RR.
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CARACTERÍSTICAS Y EQUIPAMIENTO
La Aprilia RSV4 Factory 2021 eleva el listón más que nunca, una moto con carrocería inspirada en la Aprilia RS 660, ergonomía mejorada (nuevo depósito de combustible de 17,9 l., estriberas y asiento, que permite integrarse mejor a los mandos y gana espacio para moverse) y una aerodinámica muy estudiada que, además de ofrecer menor coeficiente de arrastre, también incrementa la presión en el airbox y dispone de alerones laterales para mejorar la estabilidad a alta velocidad y potenciar la refrigeración del motor. Para la parte ciclo Aprilia sigue confiando en un chasis doble viga de aluminio, al que se acopla un nuevo basculante de aluminio asimétrico aligerado y con refuerzo inferior (menos inercias y más estabilidad en aceleración).
Una auténtica moto de carreras matriculable, debe estar repleta de toda la tecnología que sólo una moto sumida en el olimpo de las dos ruedas puede incluir. Por eso, siéntate y deléitate. El motor de cuatro cilindros en V a 65º aumenta de cilindrada hasta los 1.099 cc (antes 1.077 cc) declarando 217 CV a 13.000 rpm y 125 Nm a 10.500 rpm. Es una mecánica evolucionada desde la Factory 2019, pero que ahora ya es común a las dos versiones. Tampoco faltan las toberas de admisión variable, el sistema de inyección electrónica Magneti Marelli 11MP, el embrague antirrebote, el set de 8 inyectores y el acelerador electrónico.
Las ayudas electrónicas a la conducción incluidas en el APRC (Aprilia Performance Ride Control) hablan por sí solas: módulo inercial IMU 6D, 6 modos de conducción (Street-Sport-Race + User-Track1-Track2, personalizables), ABS 9.1 MP en curva (con 3 niveles, bomba radial, función anti-picado RLM y desc. en la rueda trasera), control de tracción en curva, control anti-caballito, control de freno motor, control de salida, limitador de pit, cambio semiautomático y control de velocidad. Instrumentación TFT a color de 5”, iluminación full-LED con luces cuneteras, neumáticos Pirelli Diablo Supercorsa y 202 kg llena completan el conjunto.
EN MARCHA
El Circuito Ricardo Tormo de Cheste nos recibe con las manos abiertas para realizar 5 inolvidables tandas sobre una de las mejores motos del panorama actual. A pesar de su estrechez y contenidas dimensiones, la Aprilia RSV4 Factory 2021 permite una libertad de movimientos ideal para un piloto de talla grande como un servidor, sin sentirte tan “sobredimensionado” como en otras deportivas de su clase. El nuevo asiento y el reposicionamiento del depósito y estriberas (más bajas) obran el milagro, junto a unos semimanillares correctos que te fuerzan lo justo: una sbk cómoda.
Sus seis modos de conducción de agrupan siguiendo un uso más carretera (Street, Sport y User) o circuito (Race, Track1 y Track2), por lo que elijo mapa Race con anticaballito en nivel 1, control de tracción nivel 4 y ABS desconectado en la rueda trasera. Los modos de conducción Street, Sport y Race tienen reglaje automático, es decir, tienen una entrega de potencia y niveles de intervención prefijados, haciéndolos más o menos directos/intrusivos. Los otros tres modos dejan que el piloto sea quien decida cómo ajustar cada uno de ellos hasta encontrar una configuración ideal. En cualquier caso siempre tienes disponible los botones «+» y «-» de la piña izquierda para aumentar o disminuir en marcha cómodamente la cantidad de intervención del control de tracción (8 posibles, siendo el primero el más liberado).
La aceleración del motor es uno de los aspectos más alucinantes de esta moto: todo pasa tan deprisa que no te lo crees. Sube de vueltas rápido, casi instantáneamente, obligándote a anticipar movimientos y ajustar tus nuevas referencias de frenada si no quieres entrar “pasado” en la siguiente curva. Tardas un rato en dar gas inclinado porque la patada es tan contundente que la moto se «estremece» enterita. La caja de cambio es una delicia en lo que a tacto y precisión se refiere: exquisito feeling racing marca de la casa. A medida que se suceden las vueltas y los minutos vas ganando confianza, pero las reacciones de la moto son las de un purasangre: leves shimmies, levantadas de rueda, compresión trasera, blocadas de freno trasero… todo un festival para tus sentidos.
Mención aparte merece el reglaje de la suspensión Öhlins, el más completo y sensible del mercado. Dentro del menú ASC (Aprilia Suspension Control) dispones de 3 modos automáticos y otros 3 manuales: A1 (Active Track Slick), A2 (Active Track), A3 (Active Road), M1 (Manual Track Slick), M2 (Manual Track) y M3 (Manual Road). En cada uno de ellos tienes la posibilidad de regular en una escala de 10 puntos el nivel de dureza de la horquilla y del amortiguador, además del apoyo en frenada, apoyo en aceleración, apoyo en viraje y amortiguador de dirección, adentrándote en un universo de settings prácticamente infinito que se codea con el de un técnico de suspensión y un telemétrico.
De la frenada poco que objetar pues, con semejante equipo Brembo detienes la moto en un abrir y cerrar de ojos, jugando incluso a deslizar a lo supermotard si te lo propones blocando la rueda trasera… ¡aunque siempre sin olvidar que llevas una auténtica superbike matriculable! El trabajo del ABS es tan soberbio como el del resto de su electrónica y apenas lo notas.