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Motos que no llegaron a la serie (IV): Laverda 1000 SFC 2003

Fotos: Laverda.it, Archivo SMN
Laverda es una de esas marcas con una vida ajetreada. De ser una de las grandes italianas en los '70 pasó a varios cierres y reaperturas. La última, de la mano de Aprilia, trajo consigo esta 1000 que podía haber reverdecido laureles y que se quedó en el Salón de Milán.

Laverda es de esas marcas que, como el río Guadiana, aparece y desaparece. Es una de las marcas más míticas y con más “glamour” de las grandes italianas, quizá por ser una de las que no ha sido capaz de sobrevivir. Y eso que lo han intentado varias veces.

Fundada por Francesco Laverda en 1949, nieto de Pietro Laverda, fabricante de maquinaria agricola, la marca alcanzó gran notoriedad con sus motos de gran cilindrada y éxito con modelos tan bellos como las 1000 “Jota” o la impactante Laverda V6, que tampoco alcanzó la serie, aunque si el mundo de las carreras.

Era el año 80. Los “japos” arrasaban con la industria europea de la moto. Motos eficaces, baratas, muy rápidas, fiables y fábricas con una capacidad de desarrollo y producción difícilmente igualable para los europeos les otorgaban el favor del público. Laverda, igual que otras de esas fábricas italiana, inglesas o españolas no podía competir con ellos y en ese año 80 sus ventas bajaban y la marca iba quedandose sin capacidad financiera para reaccionar. Acabó cerrando definitivamente en 1985.

En 1993 Francesco Tognon compró los derechos de la marca. Durante cinco años intentó relanzar la marca mediante motos caras, equipadas con “lo mejorcito” del mercado del equipamiento y motores antiguos de la marca, algo modernizados, con inyección electrónica Weber-Marelli, suspensiones Paioli (o WP en algunos modelos), llantas Marchesini o frenos Brembo. Pero sus motores, poco potentes, no convencían.

En el año 2000 es Aprilia quien se hace con los derechos de la marca. En un primer momento la utilizan para* importar scooters y quads orientales* de bajo precio bajo esta marca. Pero en el horizonte, y según se dijo, era una estrategía para “hacer caja” y desarrollar una gran deportiva que pudiese lucir el naranja típico de la marca y su logotipo tricolor con orgullo.

Y en el 2003 llegó el momento: Laverda tenía un stand en el Salón de Milán y en el se exhibia una preciosa Laverda 1000SFC. Tomaba el nombre de una moto de los 70, la 750 SFC “Super Freno Competizione”. Por supuesto, era naranja, carenada y deportiva. Y debajo de los plásticos había una mecánica RSV Mille bicilíndrica a 60º para la que se declaraban (depende donde lo leas) entre 133Cv y 141Cv. El motor era parecido, pero no igual: en la Laverda la lubricación era por cárter seco y había otros cambios interiores. Con el chasis sucedía algo parecido: similar al de la RSV, pero no igual. La SFC empleaba un basculante con suspensión monoamortiguador lateral, lo que le daba una original línea y separaba el amortiguador del calor del escape.

La Laverda 750 SFC de los años 70, en al que se basaba la estética de la SFC 1000SFC 1000, de mecánica RSV. Hoy día, Laverda sigue en “stand by”, tienen una página web activa donde puedes leer un pequeño resumen de lo que fue la marca y ver fotos de muchas de sus motos, entre otras, varias versiones de esta 1000SFC.

Por cierto, si te interesa, Piaggio ya ha manifestado su interés en vender la marca Laverda a alguien que la quiera relanzar. ¿Te animas a convertirte en fabricante italiano de motos?

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