La democratización de las cámaras de acción, gracias a su reducido tamaño, peso y sobre todo coste, ha hecho que muchos motoristas consideren imprescindible salir con una cámara en su moto o casco. Bueno, también Youtube ha tenido algo que ver, pero hablar sobre demostraciones con exceso de testosterona sería otra historia.
Además de grabar las rutas, los motoristas buscan también una forma de protegerse en caso de accidente. O simplemente en caso de que otro conductor te la líe. Pero requiere buscar una ubicación en el casco (no recomendable en caso de caída) o en la moto (vibraciones) que no siempre resulta efectivo.
En la pasada exposición de Osaka sobre dos ruedas, la compañía japonesa Mitsuba mostró el último producto que ha desarrollado. Se trata de los equipos EDR en sus tres variantes y que funcionan como un sistema dashcam similar al de los coches pero también puede grabar nuestras rutas.
Existen tres modelos: EDR-11, EDR-21 y EDR-21G. El primero incorpora una cámara, el segundo dos cámaras (delantera y trasera) y el tercero además de las dos cámaras, un GPS, con lo que tenemos lectura de la velocidad y posición en todo momento.
El funcionamiento normal de la cámara es en bucle, es decir, va sobreescribiendo lo grabado anteriormente en función de la capacidad de la tarjeta microSD que hayamos introducido en la unidad principal (situada bajo el asiento) y que puede ser de hasta 256 Gb.
Pero el sistema incluye un botón que podemos pulsar a nuestro antojo y, con ello, modificar el método de grabación. De esta forma los datos se guardan, ya sea porque hemos visto un golpe o simplemente porque queremos descargar la ruta. El vídeo se puede descargar vía WiFi a un smartphone o, lógicamente, extrayendo la tarjeta.
La grabación es full HD siendo las cámaras utilizadas SONY con sensor CMOS que permite grabar en cualquier condición de luz. Además incorpora un corrector electrónico de vibraciones que permite una grabación nítida. De igual forma el micrófono no está expuesto (va en la ECU) por lo que no hay problemas de ruidos parásitos provocados por el viento o similares.
Como las cámaras son de pequeño tamaño, se puede colocar casi en cualquier lugar. En las imágenes vemos que las han colocado bajo el faro delantero y el portamatrículas trasero. No hay problemas con el polvo o la lluvia ya que ofrecen una protección IP66/67 mientras que la unidad de control es IP55 por lo que puede ir perfectamente bajo el asiento o en una guantera.
De momento no hay datos sobre la disponibilidad (en Japón) aunque sí de su precio, que se sitúa en unos 35.000 yen, unos 288 euros al cambio. En la línea de una cámara de acción.
