Cada día es más habitual ver vídeos de situaciones arriesgadas, o directamente accidentes que quien sufrió grabó en ese momento. Cuando es una moto lo normal es que fuera de casualidad, porque estaba grabando una ruta por ejemplo, pero hace años que en muchos países los coches usan cámaras para poder demostrar, en caso de accidente, de quién era la culpa o qué pasó. Rusia o Taiwan son dos ejemplos de sitios donde incluso las aseguradoras valoran llevar una cámara de este tipo.
Si recordamos que en los accidentes de moto, cuando hay otro vehículo implicado, dos de cada tres veces (es un 67 por ciento) la culpa es del contrario, podemos darnos cuenta de la importancia de contar con algún tipo de prueba para demostrar qué ocurrió. Incluso en accidentes sin aparente intervención de otro vehículo, una cámara puede aportar información que nos sorprenda: una caída en solitario a veces tiene como origen que otro vehículo venía de frente pisando nuestro carril, por ejemplo.
Algún día todas las motos tendrán cámara de vídeo incorporadas que serán útiles en esos casos, además de permitirnos revivir nuestras rutas cuando hagamos turismo. Por ahora, solo una lo lleva de serie: el Peugeot Metrópolis en su versión más equipada “120 Años”. Este scooter de tres ruedas dispone de una cámara delantera y otra trasera que capturan imágenes con calidad Full HD 1080 en un ángulo de 155º, ofreciendo prácticamente una cobertura completa de lo que ocurre alrededor del piloto. Con un mando en el manillar, es posible tomar capturas (fotos) en momentos determinados que queramos recordar. Como la cámara se activa nada más dar al contacto, en caso de incidente servirán como testimonio. Además cuenta con una pantalla para poder confirmar qué grabamos.
Mientras se generaliza, existe algún scooter eléctrico dotado de cámaras, como el Super Soco Ducati y marcas como Triumph han dado el paso de incluir control de una cámara GoPro a través de su instrumentación digital.