Llevamos más de un año y medio siguiendo los pasos que va dando Yamaha respecto a una futura YZF-R9. Ya a mediados de junio del pasado 2021 nos preguntábamos todos: ¿habrá una Yamaha R9? Unas semanas después, Kardesign nos sorprendía con un rénder de cómo podía ser la futura deportiva de la marca japonesa. Pero la cosa no quedó ahí. En el mes de agosto Yamaha registraba las denominaciones R9 y R2, y a finales de ese mismo año, se corría el rumor de que en este 2022 podía llegar definitivamente el modelo.
Lo último que supimos, ya metidos en 2022, es que Yamaha registraba nuevas patentes referidas a la futura R9, y además unos meses después conocíamos una preparación muy especial, la Yamaha R9M creada por el taller especialista italiano Venezia Moto. Hasta aquí os hemos contado todo el recorrido en el tiempo de cómo han ido aconteciendo los hechos. Y llegados a este punto todos nos preguntamos ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el siguiente paso que dará la marca japonesa?.

Por lo pronto y según hemos conocido por los compañeros de Ride Apart, lo último que ha llevado a cabo Yamaha en este proyecto es registrar en Australia la patente del logo que portaría el modelo, aunque con toda seguridad hará lo propio en otros lugares del mundo donde en un futuro tenga intención de comercializarla. Está claro que con esto la firma de los diapasones va un paso más allá, aunque seguimos sin conocer a ciencia cierta cuáles son los planes de futuro respecto a este ambicioso proyecto.
Nosotros seguimos apostando a que la YZF-R9 sería un modelo totalmente nuevo, que vendría a ocupar el hueco dejado por la R6 hace ya varias temporadas. Evidentemente y ciñéndonos a su denominación comercial, es de suponer que compartiría una línea estética similar a la ya vista en otros modelos de la casa, en especial a la de la Yamaha YZF-R7. Por su parte, y dejándonos llevar por la nomenclatura elegida, R9, es de recibo pensar que equiparía el motor que emplea actualmente la MT-09.

Recordemos que en la naked japonesa, este propulsor tricilíndrico, denominado internamente como CP3, cuenta con un cubicaje final de 899 cc. A su vez dispone de refrigeración líquida y un avanzado sistema de inyección electrónica. Con unas cotas internas de 78,0 x 62,1 mm, en lo referido a diámetro y carrera, está sometido a una compresión de 11.5:1. Con todo ello es capaz de erogar una potencia máxima de 119 CV a 10.000 rpm, mientras que la marca declara una cifra final de par de 93,0 Nm a 7.000 rpm. Sin duda un propulsor acorde con lo que se buscaría en una futura YZF-R9, aunque eso es algo que aún está por descubrir.