Para muchos, participar en el Dakar es un sueño, para otros, una aventura. Y para algunos, todo eso pero añadiendo algún tipo de aliciente, por si llegar a la meta después de dos semanas fuera poco. Eso es lo que debió pensar Sylvain Espinasse cuando se le ocurrió que quería correr esta prueba sobre una 125 de dos tiempos. El francés tuvo que pedir un permiso a la organización, hablando directamente con su director, Etienne Lavigne. Después de mirarle con sorpresa, aunque no demasiada porque no ha sido el único que ha hecho alguna locura de este tipo a lo largo de los años de Dakar, Lavigne y la ASO le dieron permiso.
Uno de los problemas era el aceite para la mezcla del motor, algo que el francés ha resuelto con imaginación «tengo una chaqueta especial con bolsillos pero también llevo algunas reservas en la moto». Espinasse no es nuevo, ya que ésta es su tercera participación. En 2012 y 2014 lo hizo con Sherco, dentro de un equipo «demasiado cómodo», según afirma. Sabe que la organización no se siente tranquila con su participación pero es todo un reto. Por si acaso, ha limitado la velocidad a 100 km/h y se lo está tomando con mucha tranquilidad.
«Ya he hecho el Dakar dos veces y he terminado. Después de vivir todas las comodidades de estar en un equipo organizado, tenía que buscar nuevos retos. ¿Por qué no sobre una 125? Es un reto físico para mí y mecánico para la moto, pero voy a seguir la misma estrategia que en años anteriores: riesgo cero y máxima concentración». Por el momento, ha completado la primera parte de la carrera sin mayores problemas, y ayer concluyó la etapa en 90ª posición, de 103 participantes que llegaron a meta.
