Nuestros móviles y ordenadores cuentan con baterías de litio, pero también están disponibles para las motos. Por norma general no suelen venir instaladas de serie, sino que son un alternativa cuando hay que cambiarlas. Muchos se echan para atrás debido al precio que tienen y es que son significativamente más caras que las baterías de ácido de toda la vida. Aun así, tienen otras ventajas que hacen que sean atractivas para muchos.
La principal característica por la que muchos optan por ella es por el peso. Una batería de ácido para moto puede estar, de media, entre el kilo y medio y los dos kilos. Por contra, esa misma batería pero de litio, puede situarse entre los cuatrocientos gramos y el medio kilo. Es decir, por unos 30-40 euros de diferencia, que en realidad es el doble del precio, podemos estar ahorrando más de un kilo. Puede no parecer mucho, pero piensa en cambiar el carenado por uno de carbono para ahorrar ese peso y a cuánto sale el gramo.
Aun así, el peso quizás no sea el punto más importante y es que la gran ventaja que tienen las baterías de litio es que no se estropean si se descargan por completo. Con las baterías de ácido una descarga completa implica cambiar la batería pues no se podrá recuperar. Por contra, una batería de litio si pierde toda su carga puede volver a recargarse sin mayor problema, como si del teléfono móvil se tratase.
Por último, tampoco necesita mantenimiento de ningún tipo. En su interior no hay líquidos que nosotros debamos comprobar, tal cual llega de la fábrica estará durante todo el tiempo que la usemos y eso es algo de agradecer porque, básicamente, podremos olvidarnos de que existe mientras funcione.
