Pues sí, como lo lees. Si tienes un viejo scooter KYMCO Agility en tu garaje y te molesta, abre bien los ojos. Puedes seguir los pasos de nuestro amigo y transformarlo en algo completamente distinto, con techo y un asiento con respaldo. Ojo, no es la primera locura con techo que vemos este verano. Acordaros de la pobre Yamaha YZF-R1.
La idea de nuestro protagonista le surgió después de calarse por completo una fría mañana de invierno. Cn un montón de imaginación, decidió tomar una decisión audaz y se lanzó a transformar su viejo scooter por completo.
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Así es el proceso de transformación de este scooter KYMCO
Como te podrás imaginar, el vídeo comienza desmontando tapas y más tapas, hasta dejar el scooter taiwanés desnudo. Después le tocó el turno al pobre bastidor. Radial y sierra en mano, empieza a presentar cómo de loca es su idea. Por supuesto, el chasis conserva muy poca geometría comparado con el de serie, pues ahora es bastante más largo. Tras presentar el asiento de coche en el bastidor del pequeño scooter. Empieza lo bueno.
Soldadora en mano, el chasis de moto empieza a transformarse en una especie de carrocería similar a la de un coche, gracias a las barras de acero, perfectamente afinadas por nuestro protagonista. Le siguen los cristales que cerrarán el habitáculo.
Más y más soldaduras con TIG, después le toca el turno a la dirección del KYMCO. De nuevo, y con la radial otra vez en la mano, la columna de dirección y horquilla delantera llegan a su nuevo y curioso alojamiento. Por supuesto, también pasan por un perfecto proceso de transformación.
Techo, manillar modificado con los puños completamente verticales, manetas de freno recortadas, cabezón modificado, puertas artesanales completamente funcionales, un curioso invento eléctrico con ruedas de equilibrio para que la moto no se caiga, interiores de chapa y el exterior completamente fabricado en aluminio.
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Después, toca la parte eléctrica, el ensamblaje del motor y el proceso de finalización con los acabados correspondientes. Por cierto, no le falta ni el cinturón de seguridad ni los espejos retrovisores de coche.
Tras pintarlo y darle los últimos ajustes, nuestro protagonista lo saca a la calle a rodar. Y, ¡vaya si anda! A primera vista parece que todo funciona a la perfección. Solo nos surge una duda. ¿Cuánto ha tardado? Suponemos que mucho tiempo. Pero el resultado bien merece la pena.
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