La máquina de vapor cambió el mundo e hizo evolucionar a la humanidad como nunca antes se había visto. Se hicieron muchos inventos en torno a esa idea y, por alguna razón, la moto a vapor no terminó de encajar. Hubo trenes, coches, turbinas que generaban electricidad… y todos estos inventos tuvieron más éxito que la moto a vapor. Si te preguntabas el motivo, quizás ahora lo entiendas.
Vaya por delante que este invento en sí es todo un ingenio en el mejor de los sentidos y que tiene un trabajo por detrás formidable. Aun así, se topa de bruces con la cara b de los dispositivos que funcionan a vapor y es que en algún sitio hay que llevar el agua que, tras calentarse, de la energía que se necesita para mover.
La solución encontrada en líneas generales es bastante interesante y es que pasa por prescindir de una caldera como tal sino que la fuente de calor es un quemador de gas que calienta el agua del depósito de 27 litros que va en la zona en la que encontraríamos el motor en una moto habitual. Ya con eso se consigue que la moto a vapor sea más compacta y, además, algo más ecológica al no quemar carbón.
Una moto a vapor con el traqueteo y el silbato del tren
Pero lo mejor de todo es que una vez el creador se asegura de que la tuerca que sella el depósito de agua está perfectamente sellada la moto se pone en marcha con el típico sonido de máquina de tren a vapor con su nube de vapor blanco incluida.
La potencia que desarrolla esta moto a vapor, que desconocemos, es suficiente para poder mover el conjunto y además parece que el acelerador tiene una funcionalidad para acelerar. Aunque no lo creas, en algunos otros inventos recientes que hemos visto eso no era así.
También podemos ver claramente las vibraciones que genera el funcionamiento de la moto y eso no debe ser nada cómodo ni fácil a la hora de conducir. Aun así no es lo importante, porque una vez escuchas el silbato del tren en una moto todo lo demás no importa, ¿verdad?