Sabemos que tecnológicamente somos capaces de desarrollar vehículos autónomos, pero sin embargo no está tan claro si también somos capaces de responder a otras cuestiones adicionales que conllevan esta evolución en los sistemas de transporte.
Para Luis Montoro, presidente de FESVIAL, “vivimos en una época peligrosa, con muchos inventos y pocas reflexiones. Hay mucho a debatir y por eso tienen sentido jornadas como las que hacemos aquí.” Para el catedrático en Seguridad Vial, “no se puede pensar en coche autónomo sólo en términos de tecnología, porque estas tecnologías afectan al entorno, las personas, la economía y la sociedad. En esta segunda revolución del automóvil el optimismo tecnológico, que no se dio en el Siglo XIX en la primera, quizá nos está cegando para ver que existen muchas cuestiones más allá de la tecnología.”
Quizás lo más llamativo sean las preguntas planteadas porque puede que muchos de nosotros no nos hayamos parado a analizar todo lo que conlleva el desarrollo de un vehículo autónomo. Por ejemplo ¿Qué seguro va a tener?, ¿A qué edad se podrá usar?, ¿Quién tendrá la responsabilidad en un accidente?, ¿Quién decidirá el dilema moral en una situación complicada?, ¿Qué formación tendremos? ¿Van a desaparecer millones de conductores profesionales? ¿Habrá policías de tráfico y multas? ¿Quién controlará el mantenimiento de los sistemas laser, radar, cámaras y satélites de los coches autónomos?
Los vehículos autónomos se clasifican en una escala del 1 al 5 siendo el 1 los menos automatizados y el 5 los que no requieren la intervención humana. El presidente de FESVIAL tiene muy claro que “antes de llegar al nivel 5 de conducción autónoma, queda mucho por hacer en lo tecnológico, pero sobre todo en lo legal, personal y social. La revista Technology Review ha recogido 150 problemas graves que están por solucionar sobre el coche autónomo. Afirman que actualmente es imposible programar vehículos que predigan lo que van a hacer vehículos y peatones, que para eso haría falta la inteligencia artificial. Según muchos expertos, en el nivel 5 el coche autónomo ha de ser propositivo, creativo y anticipativo, algo imposible de programar hoy en día.”
Para Montoro, “hoy en día se registran fallos graves en conducción nocturna, o con lluvia, nieve o niebla. Los sistemas autónomos actuales necesitan un tiempo de análisis y reacción ante algunas de las miles de situaciones que se pueden encontrar; a veces, hasta 7 segundos para pensar y reaccionar. También existen problemas para reconocer señales y marcas viales si no están perfectamente mantenidas. Hay limitaciones graves en reconocimiento de peatones y ciclistas, por ejemplo si un peatón se agacha en un paso de cebra… “ Y siguió enumerando posibles riesgos de esta tecnología: “Hay también riesgo de pirateo e interferencias entre coches. Y otros, como no reconocer el alto de un policía…”
Los propios sistemas del coche también pueden resultar una amenaza para la seguridad. “Otro problema grave es la comunicación en tiempo real con los satélites que guían al coche, si hay una pequeña desconexión, puede haber un accidente. O si se ensucia una cámara, por ejemplo, por el excremento de un pájaro, el coche pude tener graves problemas. Con las marcas viales ya se ha demostrado que solo con un puntero láser y un reflejo de luz se puede engañar a coches autónomos.”
La conclusión final de Luis Montoro es que “queda mucho por hacer para llegar al nivel 5, aunque nadie duda que se llegará. Eso sí, son tecnologías muy complejas, caras, vulnerables y requerirán tal nivel de mantenimiento, que habrá que plantearse si la implantación es viable y rentable, aunque sea técnicamente posible.”