Imaginemos una carretera con un carril central, el cual se va alternando entre un sentido y otro dependiendo de la orografía a la que se enfrente el trazado, de forma que con ello se permita facilitar el adelantamiento de vehículos más lentos. Pero al mismo tiempo, los dos sentidos de circulación están separados por una mediana de tal forma que es muy difícil que dos vehículos sufran una colisión frontal.
Pues este planteamiento existe y se denomina Carretera 2+1 y se convierte en una solución intermedia entre el desdoblamiento completo de una carretera convencional y los tradicionales carriles adicionales en las subidas para adelantar a vehículos más lentos, pero con una separación física del tráfico entre un sentido y otro.
Estas carreteras nacieron en Suecia, y tras una prueba piloto rápidamente se dieron cuenta de su alta eficacia. Además de permitir un tráfico mucho más fluido, minimizaron el número de muertes en accidentes casi siempre relacionados con las maniobras de adelantamiento, una de las más peligrosas que solemos realizar.
Pero no sólo las Carreteras 2+1 consiguieron estos beneficios, es que al mismo tiempo se comprobó que el coste de su implantación era relativamente económico comparado con los beneficios, tanto reconvirtiendo antiguas carreteras como en la construcción de las nuevas.
Tanto es así que países como Alemania y posteriormente Finlandia, Alemania, Francia o Irlanda e incluso el estado de Nueva York están implantando estas carreteras 2+1 en sus trazados. En España como suele ser habitual, llegamos tarde y únicamente un par de trazados (C-58 entre Viladecavalls-Castellbell y el Vilar y la C-55 entre Sant Vicenç de Castellet y Manresa) han optado por implantar este sistema.
En el informe realizado por FUNDACIÓN MAPFRE denominado Contribución de la carretera a la mejora de la seguridad vial en España podéis consultar más información sobre este tipo de trazados.
