Con las suspensiones electrónicas el abanico que se abre es muy amplio. Las hay que simplemente modifican el reglaje de los hidráulicos en marcha de forma automática, pero también las de última generación, que están asociadas a un modo de conducción concreto de la moto, según la utilización requerida en cada momento (lo habitual suele ser confort, normal o sport).
También permiten variar la precarga (normalmente en parado), tanto en la horquilla como en el amortiguador trasero, con lo que la moto queda reglada para circular en solitario, con equipaje, con pasajero o cargados hasta las orejas. Además no hay equivocación posible porque eligiendo exactamente cómo vamos a viajar, la moto se regula correctamente.
Incluso en modelos de gama alta, la suspensión va continuamente corrigiendo su dureza en marcha: hablamos entonces de suspensiones electrónicas semi-activas. Así por ejemplo en la fase de aceleración, el amortiguador endurece su funcionamiento y en la frenada, es la horquilla la que varía su comportamiento para adecuarse al tipo de trabajo que se le está exigiendo. Hay denominaciones para todos los gustos (DSS, aDD, DDC, ESA, CDC, etc.), pero todos persiguen el mismo objetivo: olvidarte de las herramientas y modificar los reglajes instantáneamente sin bajarte de la moto. Öhlins, Sachs y Marzocchi son las marcas de suspensiones que más han evolucionado este concepto.
Además de motos trail como la Ducati Multistrada 1200 S Touring Peak, Aprilia Caponord 1200 Travel Pack, BMW R1200GS Adventure, KTM 1190 Adventure y Yamaha XT1200ZE Super Ténéré, la regulación electrónica también es extensible al segmento Touring (representado por la BMW R1200RT, Triumph Trophy SE y Yamaha FJR1300 AE), Superbike (BMW S1000RR y Ducati 1199 Panigale S) y naked, únicamente representada por la BMW K1300R y BMW S1000R.
Tampoco hay que olvidar que ya existen amortiguadores de dirección electrónicos, como el caso de la unidad Öhlins de la Kawasaki ZX-10R o el de la Honda CBR1000RR (HESD).
