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GP Jerez 2013: carreras para recordar (Crivillé vs. Doohan)

Fotos: SMN
La temporada de 1996 se encuentra en el centro de los cinco mundiales consecutivos de Mick Doohan. Era la segunda temporada de Crivillé en el Repsol Honda, siempre a la sombra del australiano, pero plantándole cara como aquel año en Jerez.

En las tres carreras iniciales del Mundial de 1996 el australiano no demostró un dominio tan apabullante sobre sus rivales como el de las dos temporadas anteriores: Luca Cadalora había ganado en Malasia por delante de Barros y Checa, y Norick Abe se había impuesto en Japón con Crivillé y Scott Russell en el podio. Doohan tan solo había podido apuntarse la carrera de Indonesia, por delante de Barros y Capirossi.

Y después el Mundial de 500 cc se trasladó a España para disputar el GP de Jerez, escenario de una de las situaciones más absurdas que ha vivido el motociclismo moderno.

Si por algo tiene fama mundial el circuito de Jerez es por la entrega de su público. Para los españoles esto es algo perfectamente comprensible, pero los comentaristas extranjeros que visitaron el circuito en 1996 no estaban tan acostumbrados a ver los aficionados de un Gran Premio de motociclismo desgañitarse “como si estuvieran en un partido de fútbol”.

Mick Doohan salía desde la pole position, con Luca Cadalora y Alex Crivillé al lado. Pero da igual, porque el piloto español hizo una carrera imperial. Lideró el Gran Premio con solvencia, y a medida que pasaban las vueltas parecía claro que iba a conseguir su tercera victoria en la categoría reina con un pilotaje sin fallos, imposible de batir.

A cuatro vueltas del final Doohan lo estaba intentando por todas partes, pero Crivillé controlaba e incluso parecía capaz de despegarse del australiano. La emoción comenzó a apoderarse de una parte del público situado en las curvas Nieto-Peluqui, donde algunos individuos ya estaban pisando la grava. Una vuelta después, los individuos que estaban en la grava eran decenas, y en la penúltima vuelta estaban al borde del asfalto. Era una invasión total de la pista.

Es evidente que Crivillé perdió esa carrera porque se desconcentró y cortó gas entre las dos curvas. Lo único que hizo Doohan fue aprovechar su ocasión para ganarle el interior al piloto español, nada menos que en la última curva del Gran Premio. Aunque no se le podía ver la cara debajo del casco, nos podemos imaginar la expresión del australiano al llegar nuevamente a Nieto-Peluqui ya como vencedor y ver la multitud ocupando el asfalto.

Alex Crivillé y Michael Doohan en 1997.

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