El pasado 10 de junio comenzaron las obras en Silverstone para renovar el asfalto. Desde que el año pasado tuvieran que suspenderse las tres carreras porque el asfalto no drenaba el agua, en el circuito se pusieron a buscar soluciones para que esta temporada el circuito estuviera listo para acoger el GP. El circuito ha puesto todos sus esfuerzos para conseguir un asfalto que responda a las necesidades de los pilotos, y solucione los problemas de la temporada pasada.
Tarmac, la empresa que se ha hecho cargo de las obras, está empleando últimas tecnologías como maquinaria de escaneo 3D durante la eliminación de la superficie. Se pretende mejorar las pendientes del circuito, el drenaje y eliminar las irregularidades de la superficie. Jarno Zaffelli, que ya ha trabajado en los proyectos de Termas de Rio Hondo, Sepang o Mugello, es el responsable del diseño.
El revestimiento posterior se llevará a cabo con tecnología de pavimentación automatizada, que mejorará la calidad durante la colocación y compactación del asfalto. Gracias a los sensores, sistemas de rastreo GPS y termómetros montados en la planta de construcción, los trabajadores conocerán en tiempo real todos los datos necesarios para llevar a cabo el asfaltado con la máxima precisión posible. Para que todo este trabajo se lleve a cabo se emplearán más de 150 máquinas.
El resultado de esta renovación será un nuevo asfalto con una capacidad de drenaje 4 veces superior a la que había antes. En ello también influirá el cambio de pendientes de la pista: la parte exterior de las curvas se elevará 7 centímetros, a la vez que la interior en la salida se reducirá para garantizar la canalización del agua. El circuito espera que este nuevo asfalto sea 10 veces más duradero y 3 veces más resistente que el anterior, garantizando un agarre homogéneo a los pilotos.