Durante el programa espacial Apolo, la NASA mandó vehículos a la luna. Pero además de un buggy de cuatro ruedas, estuvo experimentando con una motocicleta eléctrica de reducidas dimensiones, más fácil (y barata) de mandar al espacio aunque mucho más difícil de controlar en una superficie de regolito como la de nuestro satélite, y además con la baja gravedad existente.
Se nos antoja complicado, por no decir imposible, que una motocicleta surque la Luna. Técnicamente parece más sencillo cualquier vehículo que por sí solo sea estable. Aun así, nos ha gustado mucho el diseño de Andrew Fabishevskiy, imaginándose cómo podría ser una moto lunar y qué requisitos serían los necesarios para poder ser usada en un medio tan hostil como ese.

Con ruedas de gran tamaño tanto delante como detrás, los motores eléctricos están situados uno en cada buje. Un entramado tubular hace las veces de chasis, pudiendo albergar en su interior las pertinentes baterías. Bajo el colín, donde unas correas sirven de asiento (y de una leve amortiguación), una esfera guarda algún tipo de gas (¿oxígeno de reserva?). También pudiera ser que la moto no fuese eléctrica sino que, gracias a la reacción de diferentes gases, generase la corriente necesaria para su funcionamiento, similar a un motor de hidrógeno.
Andrew Fabishevskiy lo ha denominado, simplemente, motocicleta de la NASA aunque en el lateral podemos leer LMV v1 (Lunar Mobile Vehicle Versión 1). Hay también un manillar bajo, que mantiene el centro de gravedad lo más cercano posible al suelo. Y una pequeña parrilla frontal que puede servir para guardar muestras que se recojan durante la misión.




