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Prueba en ruta KTM 790 Duke 2019: apariencia y polivalencia

La KTM 790 Duke cuesta 9.899 €

Fotos: Ángel Pérez
Llevamos la KTM 790 Duke más allá de la salida dominical y de las carreteras reviradas. Nos vamos de viaje hasta el corazón del Pirineo, después de cruzar la gran urbe y atravesar la extensa llanura por la autovía, navegando por el asfalto que serpentea la gran cordillera. Y al concluir este periplo, también probamos el circuito.
Lo mejor
  • Agilidad felina
  • Paso por curva férreo
  • Tracción de Supermotard
Mejoraríamos
  • 1ª Respuesta del gas

Con esta experiencia sobre la KTM 790 Duke, más allá de su apariencia e incluso de su posicionamiento en el mercado, tratamos de mostrar al lector la polivalencia que puede desarrollar una naked ligera (189 Kilos), de recogidas dimensiones (distancia entre ejes 1.475 mm), y con una potencia muy respetable (105 CV). Tal es el caso de esta juguetona austriaca. Y para ello, hicimos pasar la 790 Duke por diferentes escenarios, hasta completar un total de 1.400 km. 

KTM 790 Duke protagonista de la parrilla

Como pez en la ciudad

Seleccionamos el modo electrónico Street en el menú, y nos ponemos en marcha para comprobar cómo las cotas y las cifras, así como la estrechez de su conjunto y la determinante patada con la que nos impulsa el bicilíndrico twin para salir de los semáforos, convierten a la 790 Duke en una auténtica campeona de la urbe, que sólo se ve superada en el radio de giro por algunos scooters concretos, que muestran casi la capacidad para esta maniobra de una moto de trial.

No en vano, la solidez que ofrece el chasis tubular de ésta, y de todas las KTM, exige una robustez, con una mínima amplitud, en la pipa de dirección.

En cualquier caso, la 790 Duke serpentea su esbeltez entre el tráfico con la soltura de una bicicleta, y se planta en un plis sobre la dirección de nuestro destino. Tan solo penaliza medio punto en la inclinación con la que queda apoyada sobre el caballete lateral, al aparcarla. Un detalle que puede representar una cualidad en otros escenarios, y parecer insignificante, en principio para la calle, pero que cada vez toma más peso en esos aparcamientos específicos para motos, sobre los que quedan hacinadas en batería.

La KTM 790 Duke junto a un río de montaña

En la montaña

Seleccionamos el modo Sport, para sentir con más intensidad la patada de salida que brinda el bicilíndrico, y para aprovechar de una forma más deportiva su aceleración, con una entrega más incisiva. Nos ponemos en marcha sobre el que es sin duda su hábitat predilecto, el más natural en el que nos hacen pensar las características de esta KTM 790 Duke, pero que, como descubrimos en este reportaje, no es el único.

Lo cierto es que, calzada para la ocasión con los ContiSportAttack 3, esta virtuosa naked se muestra imbatible en la montaña. La presumible agilidad que se intuye solo con verla en parado, se confirma mucho más allá de ello en el primer cambio de dirección que ejecutamos para iniciar una larga serie de eses. Lo cierto es que te llevas puesta la 790 Duke con un solo gesto del cuerpo para entrar en el viraje, y que el férreo aplomo del conjunto ciclo hace un paso por curva de tiralíneas, soportada en la sensación de raíl que transmiten unas gomas Hysport. En este paso, la elevada posición de las estriberas y la ausencia de avisadores bajo las mismas, hacen de la tumbada extrema, hasta rozarlas, una patente falta de respeto con las normas, sí, pero en ningún caso una temeridad, sobre todo al sentirla cogida al asfalto con los ContiSportAttack 3. Después, ese mismo agarre, pegajoso de la goma, garantiza una tracción de catapulta a la salida de cada curva, con la salvaguarda del control de tracción.

En las frenadas, la 790 Duke permite apurar hasta el borde equilibrista del propio invertido sin comprometer ni el control de la moto, ni la rectitud de la trayectoria. Pero ahí no queda todo, sino que esta naked deportiva es capaz de girar con sorprendente facilidad en un trance tan comprometido, en el que convergen un número de fuerzas físicas difícil de calcular.

Un marco forestal para la KTM 790 Duke

En la autovía

Hicimos una travesía de nada menos que 800 kilómetros a lo largo de este medio, el más tedioso sin duda para todos los motoristas, y por supuesto el menos natural para una naked como la KTM 790 Duke. Sin embargo, algo se puede hacer para contrarrestar tantos puntos en contra.

Y es que el motorista, ser pasional donde los haya, puede desarrollar unas cualidades de adaptación y aprovechar algunos recursos que aparecen de forma discreta, un tanto velada en una moto, y que vamos a señalar a señalar a continuación.

Partiendo del cero absoluto que representa, sobre el papel y en materia de protección, una moto naked sin más, descubrimos en marcha algunos recursos de esta Duke que la llevan al 0,5. Medio punto, con respecto al cero total, es un grado valioso y sin duda a considerar.

La KTM 790 Duke junto a una cascada

En primer lugar, la posición sobre esta KTM propicia especialmente una completa integración del motorista con la silueta de la moto; haciendo más natural de lo que parece una postura con el tronco bien inclinado hacia adelante, y la cabeza agachada. De esa forma, el viento puede entrar bajo nuestro pecho y nuestra cabeza, recostándolos un tanto sobre él.

En segundo, la forma elevada que muestra el depósito en su parte central -una perfecta chepa- representa un interesante resquicio de protección para el vientre y la parte baja del tronco, cuando no se contaba con nada en un principio. Lo mismo ocurre con los salientes laterales que, en forma de alas, se solapan sobre nuestros muslos, ofreciendo una protección inesperada para una parte importante de nuestras piernas.

En tercero, nos cabe hablar del asiento. Bien es verdad que apenas recorridos unos minutos conduciendo por la autovía nos va a resultar tan duro, prácticamente, como una silleta de carreras. Es el precio, al fin y al cabo, que pagamos en la autopista para disfrutar de un mayor tacto y control al conducir por carreteras de curvas. Sin embargo, esa dureza del asiento encuentra una apreciable compensación en su amplitud. Efectivamente, la generosidad del espacio que ofrece al trasero del motorista le permite ir cambiando su apoyo a diferentes posturas, para ir aliviando, en una parte y en otra, las molestias que vaya sintiendo.

KTM 790 Duke en la prueba en circuito

En la pista

Ya hemos visto de qué manera la KTM 790 Duke se muestra como una moto muy válida en el día a día por la ciudad, una campeona en la carretera de curvas, y una sufrida moto en la autovía, aunque no un potro de tortura, como algunos pudieran pensar antes siquiera de plantearse probarla. Pero al final de nuestra experiencia, quisimos añadir todavía un apartado más. Sí un aspecto muy interesante por analizar para terminar de dar a esta naked media una polivalencia con la que probablemente no se cuenta a la hora de considerar su compra. 

Y es que esta 790 Duke se presenta como un modelo perfecto para hacer tandas libres, o cursos de conducción deportiva, de vez en cuando en muchos circuitos ibéricos. Dejando un tanto al margen los ultrarrápidos como Motorland o Montmeló, la potencia de esta KTM, con la extraordinaria tracción que ofrecen unos neumáticos como los Conti Sport, se presenta como una de las nakeds más divertidas, así como una inestimable moto-escuela en el mundo de la velocidad. 

Nos desplazamos hasta la vallisoletana pista de FK-1, y allí no sólo probó esta KTM un servidor, sino que también lo hizo alguien tan conocedor de esta pista como Santi Mangas, a la sazón, expiloto del europeo de Supermotard y del CEV en la categoría de Moto2. Éstas fueron sus impresiones:

KTM 790 Duke en pista

Es una supermotard con más caballos. Y un motor súper lleno, que empuja desde muy abajo. Arriba se puede echar de menos, quizá, la patada de una erre, pero no es una erre, claro. Se maneja como una supermotard , y me hubiera gustado ser capaz de desconectar el ABS. La moto cae sola para entrar en la curva, de lo fácil que es. Gira en una moneda y al acelerar, se siente un poco blanda de atrás, aunque no hemos puesto la pre carga a tope. 

La KTM 790 Duke en el paso por curva

Para el paso por curva, te permite hacer una trazada completamente en pico, frenando muy tarde, girando rápido y levantando la moto, y también se puede hacer un paso por curva redondo. Te permite las dos formas. Una cosa que me ha impresionado mucho ha sido el freno delantero. Ha sido de las pocas motos de calle que doy siete u ocho vueltas rápido, con calor, y no se fatiga. No se viene abajo la bomba.

KTM 790 Duke en plena montaña

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