Arlen Ness fue uno de esos tipos, como tantos otros pioneros, hecho a si mismo. Nació en 1939 en Moorhead (Minesota) y todo el mundo pudo ver su potencial cuando en 1967 se hizo con el primer premio en el San Francisco Show Bike gracias a una Harley-Davidson de 1947 que el mismo diseñó y transformó.
A partir de ese momento se metió de lleno en el mundo de las transformaciones, abriendo un pequeño taller en Dublin (California) que poco a poco se convertiría en todo un imperio de piezas aftermarket con las que era posible transformar cualquier moto custom, principalmente las Victory con las que trabajaba muy estrechamente pero también las Harley-Davidson o las Indian.
Arlen Ness diseñaba sus propias piezas que luego eran probadas y fabricadas casi de forma artesanal para que mantuviesen todo ese aspecto de hecho en casa pero con los estándares de calidad más elevado. Su peculiar estilo tanto en piezas como en pintura hacía que rápidamente uno se diese cuenta de que estaba delante de una moto de Arlen Ness o, en menor medida, de un propietario que había querido darle el toque Ness como llamaban a las piezas de su catálogo.
En 1992, Arlen Ness entró a forma parte del AMA Motorcycle Hall of Fame tras haber ganado innumerables concursos y festivales de todo tipo. En los últimos años su hijo Cory Ness es el que se encuentra al cargo de la empresa y aunque el mundo de las personalizaciones ha cambiado mucho y la batalla es más dura (incluso por parte de los propios fabricantes que incorporan miles de piezas en sus catálogos), las piezas que salen con el sello de Arlen Ness tienen un encanto especial.
Alen Ness creó además un estilo propio y muy marcado, directamente derivado de las carreras de motos dragster. Siempre que veáis una preparación con llantas delanteras de generosas dimensiones (21 pulgadas en adelante), largas y muy bajas, están intentando imitar el estilo del que fue pionero en este tipo de motos.
Descanse en paz…
