Cualquier accidente que podamos tener encima de la moto es tremendamente peligroso, pero los peores accidentes suelen ser los que implican un impacto con otro vehículo. La mayoría de estos se producen en intersecciones, cuando el vehículo sale de un stop o un ceda el paso sin tener en cuenta que llega una moto. Pero detrás de muchos de estos accidentes hay un denominador común, que es fisiológico e intrínseco al ser humano, y es la capacidad de percepción de los objetos que se acercan de manera lateral.
Siempre se ha dicho y es cierto, que hay que mirar varias veces para que el conductor que está parado en el stop o en el ceda observe bien si viene una moto. De esta manera se baja la posibilidad de no ver el objeto que se encamina, pero no desaparece. Ya no se trata de los ángulos muertos sino de nuestro cerebro. Curiosamente las palomas están mucho más evolucionadas en ese sentido que nosotros.
Las propias palomas nos dan un repaso, y la muestra es el estudio que hace ya unos años se hizo en Francia en el cual un coche se acercaba a las palomas a diferentes velocidades, y nunca atropellaba a ninguna (por suerte para ellas). Siempre echaban a volar a tiempo porque tenían la capacidad de analizar la velocidad a la que llegaba el coche y, aunque esta velocidad fuese superior, lo detectaban, analizaban y reaccionaban a tiempo. Y de ahí lo interesante del siguiente vídeo.
Por contra a los humanos nos cuesta más analizarlo, y es que nuestro cerebro funciona de una manera totalmente diferente. Primero porque evolutivamente somos “cazadores”, buscamos la cena, no somos la propia cena… Y segundo porque nuestros ojos, como los de cualquier depredador terrestre, están en el frontal de nuestro cráneo y no en los laterales. Cosas de la evolución.
De esta manera, la que hemos denominado como «teoría de la paloma» nos indica que estamos bien fastidiados con el asunto. Al menos hasta que el ser humano evolucione (o se cargue el planeta del todo), nuestra visión periférica no será capaz de analizar bien la velocidad. Si a esto le sumamos que las motos son una tercera parte o menos del volúmen de un coche, la labor se dificulta mucho más.
Entonces ¿tenemos que conformarnos con esto? Pues no, además de los sistemas de seguridad que se están desarrollando y que en un futuro no muy lejano hará que los cruces sean menos peligrosos, podemos tomar nuestras propias medidas. La primera es la de respetar la velocidad máxima. De esta manera, aunque alguien no nos vea tendremos la oportunidad de poder reaccionar y en caso de no ser suficiente para evitar el accidente, lo tendremos a menor velocidad. Además, siempre que vayamos acercándonos a un cruce debemos analizar si hay o no un vehículo y extremar las precauciones. Vamos, lo que siempre hemos dicho: conducción defensiva. Ya que no somos como las palomas, intentemos no acabar emulándolas volando por culpa de un accidente.