Conseguir la fama nunca es fácil y no siempre es placentero. Muchos no están preparados para ello y otros tantos la consiguen de manera involuntaria. En cualquier caso, con la llegada de las redes sociales todos tienen más fácil el conseguir sus 15 minutos de fama que decía Andy Warhol. El icono plástico del pop defendía que en un futuro todo el mundo tendría su momento y visto lo visto no estaba equivocado. Al menos el protagonista de esta escena ha conseguido unos cuantos segundos.
Dejamos atrás los lujos de Manhattan para ir hasta una pista de supermotard. Como sabrás, desde hace tiempo estamos viendo como algunos pilotos son capaces de llevar el deslizamiento al extremo haciendo unas derrapadas de escándalo. El supermotard es lo que tiene, jugar con el límite de manera continua y salir airoso de ello. Pero jugar con el límite puede traer consecuencias y si no que se lo pregunten al protagonista del vídeo.
Por mucho que lo hayamos visto, ir deslizando con las dos ruedas a la vez y rodilla al suelo no es algo fácil (tampoco recomendable) porque las posibilidades de que la cosa salga mal son muy altas, tanto como lo alto que puedes volar si todo se tuerce. El proceso físico, explicado de una manera muy simplista, sería que las ruedas llegan al límite de agarre al ir de lado y empiezas a perder velocidad, ahí es cuando más tienes que inclinar porque cuando pierdes la velocidad las ruedas tienen más posibilidad de coger agarre. ¿Qué sucede si cogen agarre súbitamente? Pues que comprimen las suspensiones y entonces, cuando descomprimen y aprovechando la inercia del conjunto, vuelas. Pero vuelas literalmente.
Salir catapultado de una moto nunca es una buena idea, ni tampoco suele acarrear consecuencias placenteras. Al contrario, todo lo que sube baja y el golpe contra el asfalto suele ser atroz. En cualquier caso, si hay algún sitio en el que intentar este tipo de cosas es en circuito, así que en ese sentido perfecto por nuestro protagonista. Ahora sólo falta que no se hiciera mucho daño y que siga practicando.