Uno de los efectos secundarios relacionados con los vehículos es el del ruido. Hasta los vehículos más silenciosos, los eléctricos, emiten sonidos y en función de este sonido se puede molestar más o menos al resto de los ciudadanos. Mientras que un vehículo eléctrico es prácticamente imperceptible al oído humano, un escape libre o sin el conveniente silenciador, puede llegar a despertar en una ciudad hasta a 10.000 vecinos según los estudios del ministerio del Interior francés.
Precisamente nuestro país vecino es uno de los países que más se está volcando con la contaminación acústica, y las multas para todos los vehículos pueden ser cuantiosas. A partir de los 90 decibelios la sanción será de 135 euros y pueden llegar hasta los 600. Ahora que gran parte de la población está concienciada con el cuidado del medioambiente, y que incluso gran parte del colectivo motorista es consciente de que más ruido no implica más seguridad, no deja de llamar la atención la cantidad de coches con escapes modificados que se encuentran últimamente por las calles. Una nueva moda.
En cualquier caso estas nuevas medidas no son más que una manera de civismo forzoso para aquellos que no cumplen con las normativas vigentes, y es que un vehículo moderno de serie con todas sus homologaciones pertinentes no superará los límites establecidos. La cuestión es sancionar a todos aquellos que no cumplan y molesten al resto de ciudadanos. En España ya está en funcionamiento el primer radar con sonómetro, más concretamente en Barcelona y está instalado en la C-31.
Por ahora está en proceso de prueba, pero se trata de un primer paso. Este tipo de radares incorporan un total de seis micrófonos y pueden escanear sonidos hasta diez veces por segundo. En caso de detectar un nivel mayor del permitido, cuenta con una cámara 360º que hace una fotografía al usuario. También hay otros sistemas más avanzados, como los que se están probando en Reino Unido, que incluso graba vídeo para analizarlo. Aun así no deja de llamar la atención que tanto en Francia, como España o en el Reino Unido todos estos elementos estén en prueba, y es que a diferencia de un radar de velocidad, un sonómetro parece mucho más complejo de evolucionar y poner a punto.
