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Monlau Motul Endurance Race 2022, ¡un gran reto!

Vini, vidi vinci
Fotos: Honda/Monlau
SoyMotero.net volvió un año más al circuito de Calafat para disputar la Monlau Motul Endurance Race. Una carrera de resistencia que se conforma como el proyecto final de curso de los alumnos de la Monlau Technical School. Tras dos años de estudios están “sobradamente preparados” para salir ¡ahí fuera!, y trabajar en los mejores equipos de competición.

La Monlau Motul Endurance Race es una carrera de resistencia muy especial. Completamente diferente a cualquier otra. En primera instancia, porque es organizada por la Escuela Monlau (va por la 4ª edición), tiene carácter privado, y todos los pilotos participantes son invitados por la organización. Dieciocho en total, para formar 9 equipos de dos pilotos cada uno. Es como en una de esas películas o series de televisión donde te invitan a participar en algún reto secreto. Pero en este caso, sin ser secreto, claro. Y cuando recibes la llamada para participar, te sientes privilegiado y te empieza a hervir la sangre…

En segunda instancia, porque los protagonistas no son los pilotos, ni las motos, ni el evento en sí mismo. Son los estudiantes de la Monlau Technical School, que tienen por delante nada menos que cuatro horas de carrera, aparte de la jornada previa de entrenamientos libres y cronometrados, para poner en práctica todos los conocimientos adquiridos durante dos años de estudios…

Y es que han de superar innumerables retos impuestos por la reglamentación: como realizar determinados ejercicios en las numerosas paradas obligatorias en boxes en el menor tiempo posible (montar y desmontar llantas, amortiguador, pinzas, etc.); planificar la estrategia de carrera e ir modificándola en función de la evolución de la misma; analizar y estudiar las tácticas de los equipos rivales; controlar la evolución de sus pilotos y los ajenos en la pista; subsanar cualquier imprevisto mecánico; y un sinfín de actividades que hace que la carrera se gane o se pierda en el trabajo dentro del box.

Para que os hagáis una idea, sólo se pueden repostar ¡4 litros! de combustible en cada parada. Sí, habéis leído bien, así que hay que calcular hasta la décima el combustible que se gasta, también en función de cada piloto del equipo, para saber cuantas vueltas es capaz de dar la motocicleta. ¿Podría ir en ello la victoria? Apuesta a que sí.

Su motivación es máxima, porque son muy jóvenes, están haciendo lo que les gusta, se están preparando para el mundo real, saben que la victoria o la derrota depende en un altísimo porcentaje de ellos mismos, y por supuesto, porque el resultado de su equipo influye en la nota final del curso.

Luego, las motos y los pilotos, pues tienen que acompañar al equipo de mecánicos naturalmente. Y para que no haya malpensados, todo se asigna por sorteo “ante notario”, como se suele decir: el equipo, la moto, y cada uno de los pilotos. 

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LAS MOTOS

Nueve Honda CBR600RR en perfecto estado de revista son las monturas utilizadas en la Monlau Motul Endurance Race. No parecen muchas en número a priori (es una carrera atípica), pero si cuentas que cada una tiene a 5 estudiantes asignados, sumas los comisarios técnicos y de pista, los pilotos, los profesores, los encargados del propio evento y servicios auxiliares, etc., son alrededor de 150 personas las que se mueven para la prueba. ¡Una pasada! 

La preparación de las mismas es la justa y necesaria para que los estudiantes “se pongan las pilas” en apartados tales como la puesta a punto de las suspensiones y geometría, o la gestión electrónica. Los dos apartados más importantes en competición, independientemente de si el motor es de serie (como es el caso, salvo por montar embrague antibloqueo de kit y una bomba de freno de calidad por seguridad dado el uso extremo al que se la somete); o está muy “apretado”, con piezas especiales y trabajo sobre la culata. Algo que aumenta las prestaciones, pero recorta enormemente la vida del mismo.

Es por ello que la suspensión trasera es Öhlins multirregulable, delante monta cartuchos HMAS, cuenta con desarrollos variados con cadena con paso de 520, y una centralita auxiliar Rapid Bike Racing con múltiples parámetros de ajuste (dosificación de la gasolina, freno motor, etc.). Y todo ello siempre está manipulado y ajustado por los mecánicos, teniendo en cuenta el “feedback” aportado por los pilotos…

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LOS PILOTOS

La experiencia en competición la aportan en este caso los pilotos. Todos, en mayor o menor medida, han competido muchos años (incluidos algunos de los que cubrimos el evento para los medios de comunicación “desde dentro”, en la pista). Algunos rondamos los cincuenta, y en lado opuesto otros los veinte, pero todos o casi todos, no están ahí por casualidad. Fueron habituales en sus tiempos del Mundial y Nacional de Velocidad, del WSBK, de carreras de resistencia, campeonatos territoriales… Vamos, ¡que han dado más vueltas que un ventilador!, y están ahí por la confianza que Monlau deposita en ellos, a sabiendas de que salvo error (todos somos humanos), pilotaran con cabeza y no solo corazón. Se trata de acabar, de rodar, y de que la carrera se gane con el trabajo de los chicos de Monlau en el box.

Es por ello que la rivalidad es relativa, aunque haberla hayla (en los cronometrados clasificatorios particularmente); el compadreo es total y el rodar es siempre fino y cuidadoso a la hora de adelantarse. Como suele ser en una prueba de resistencia vaya.

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¡LA CARRERA!

El entusiasmo, concentración y profesionalidad del equipo que me toco en suerte estuvo presente durante las cuatro horas de carrera. El de todos ellos en realidad.

Mi compañero de pista, Jacopo Cretaro, casi se lleva la “pole position”, que le robaron en el último segundo, y en conjunto, con mi ritmo y su enorme velocidad, nos sabíamos uno de los conjuntos, en teoría, favoritos. Entre otras cosas porque también pudimos observar durante los entrenamientos que nuestro equipo de mecánicos se lo tomaba muy en serio y lo daría todo a la hora de la verdad. Con Guillem Avventuratto como Team Manager, y Francesc Asensio, Lluis Sistac, Kim Baert y Didac Acedo como equipo técnico, trabajaron en absoluta sintonía y desde SoyMotero.net les dedico y solicito para ellos ¡un fuerte aplauso!

Partimos primeros, y estuvimos intercambiando el liderato con otros equipos durante un par de horas. Para la tercera hora, ya solo nos jugábamos la prueba 3 equipos, y en la última, dos. Jacopo y un servidor no abrimos la boca, ni falta que hizo, para dar consejo alguno al equipo con respecto a la estrategia a seguir. Obedeciendo a pies juntillas sus indicaciones, nos limitábamos a pilotar. Ellos calculaban “los tiempos” de trabajo, el momento de los repostajes, las vueltas que debía dar cada uno, ¡absolutamente todo! ¡Así da gusto! Nuestra misión, disfrutar encima de la moto y no “pifiarla”. Nada más y nada menos.  

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Así las cosas, el tiempo fue transcurriendo, y a falta de 20 minutos del final rodábamos segundos a media vuelta del primero. Un equipo con el que, por otro lado, nos fuimos alternando la cabeza constantemente debido a las paradas obligatorias, los tiempos de trabajo empleado en el box, etc. Fue entonces cuando mi compañero tomo los mandos de nuestra agotada CBR con el dorsal 23. Volando bajito sobre Calafat, la magia de las carreras de resistencia, y de la perfecta y calculada estrategia del equipo, hizo acto de presencia para llevarnos en volandas hasta la ¡victoria! Y es que pudimos ahorrarnos un último repostaje gracias a un preciso y meticuloso cálculo (nuestros rivales tuvieron que hacerlo), y con apenas “un chupito” de gasolina en el depósito, Jacopo cruzó la línea de meta contemplando el primero la bandera a cuadros.

Con medio minuto de ventaja, ¡tras cuatro horas! de tensión y concentración por parte de todos, explotamos de euforia, y como si de ganar un Mundial se tratase, disfrutamos todos abrazados del momento, de la ceremonia del podio, y del cava, con el que nos regamos bien a gusto tras un día tan caluroso, como emocionante.

Un diez para los organizadores de la Monlau Motul Endurance Race.  Y nuestro agradecimiento por invitarnos a participar, ¡claro! 

Morrillu
Morrillu
Cosecha 1977. Convertí un sueño en una pasión, y una pasión en una profesión. Me puedes encontrar juntando letras, aprendiendo mecánica o como monitor, y siempre disfrutando de lo que hago.

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