El Wottan Storm-R125 Sport 2022 es el buque insignia de esta joven marca española de fabricación asiática que lleva apostando por la movilidad sobre dos ruedas desde el año 2009. Cuenta con una infraestructura muy bien asentada, que incluye 150 puntos de venta, lo que garantiza un servicio post-venta ágil y eficaz. El cuartel general está afincado en Valencia, donde cuenta con más de 5.000 m2 de almacén logístico del que han partido más de 5.000 unidades vendidas. Un exhaustivo control de calidad junto a un concienzudo sistema de pre-entrega aseguran que cada unidad está lista para ser disfrutada.
La gama de la marca de la «W» se centra en los scooter de 125, habiendo alternativas económicas y más ruteras al modelo Storm-R que hoy probamos, si bien también hay modelos de media cilindrada a un precio realmente competitivo, como es el el Storm-S, el «hermano mayor». En la línea de una compañía integrada en las nuevas formas de consumo, Wottan ofrece ahora el servicio Wottan Direct, mediante el cual el cliente puede realizar la compra de su scooter a través de su página web rellenando un simple formulario con la asistencia de su departamento de atención al cliente. El futuro ya está aquí.
En el ámbito de los scooter deportivos de 125, los rivales del Wottan Storm-R son heterogéneos, porque algunos son deportivos más por sus prestaciones que por su orientación, como el Honda Forza 125 (5.175 €), Yamaha X-Max 125 (5.099 €), Kymco Super Dink 125 (4.099 €) o MITT 125 GT-MAX. El Italjet Dragster 125 (5.289 €) es abiertamente deportivo, pero difícil de encasillar.
CARACTERÍSTICAS Y EQUIPAMIENTO STORM-R125 SPORT
El Wottam Storm-R125 equipa un monocilíndrico de 4 tiempos de 125 cc con 4 válvulas, refrigerado por agua y alimentado por inyección EFI. Por supuesto cumple con la norma Euro 5. Su embrague centrífugo automático por variador continuo está calibrado para obtener la máxima velocidad punta, como veremos más adelante.
El escape de doble salida acentúa su carácter deportivo, además de por sus formas, por su sonido. Puedo afirmar sin duda que es el más suena de todos sus rivales, sobre todo con carga de gas. Esto, que puede gustar a algunos (si es que no lo buscan), puede resultar molesto para otros.
El chasis es una estructura tubular de acero, que se une a la rueda delantera de 14 pulgadas por medio de una horquilla invertida, cuyas botellas doradas contrastan con el rojo intenso de la carrocería. La parte baja de la horquilla coincide con unas pinzas de freno de anclaje radial cuyos 4 pistones muerden un disco de 260 mm, una auténtica pasada. La frenada delantera incluye ABS. El disco trasero no disfruta de ABS, y se basta con una pinza de pistón simple para morder un disco de 230 mm.
La suspensión trasera recurre a un doble amortiguador trasero con botella de gas independiente para cada uno de ellos. La rueda trasera, a diferencia de la delantera, es de 13 pulgadas. De este modo consigue dos objetivos: conseguir mantener un espacio bajo el asiento decente y más agilidad en los cambios de dirección para compensar los 1.530 mm de distancia entre ejes, garantía (junto con suspensiones y frenos) de una estabilidad sin par. Como puedes leer, va sobrada de parte ciclo para los 160 kilos que pesa en vacío. El depósito de 10 litros garantiza una autonomía superior a 250 kilómetros.
Cuenta con una pantalla TFT a color en la que puedes ver hasta la temperatura del motor o las rpm a las que gira el motor, si bien los guarismos son bastante pequeños. Cabe la posibilidad de elegir entre dos diseños para leer la información, además de tornar cada uno de los diseños a negativo (fondo negro) automáticamente cuando es de noche, o cuando se ingresa en un túnel. Los intermitentes están integrados en los retrovisores y en la zaga, que junto con la forma de los faros, recuerda a una «baby Panigale». No precisa llave para arrancar; bueno sí, la precisa, pero dentro de tu bolsillo. En cuanto te alejas a 2 metros del scooter, sales de su radio de acción. Hay que destacar lo limpio del diseño, tanto del sistema Keyless, como de piñas (de muy buen tacto) y mandos.
Todo está perfectamente integrado en el diseño del Storm-R, redundando en un diseño agradable y bien proporcionado, que incluye paneles en símil fibra de carbono en torno al túnel central. Debajo del asiento hay espacio para un casco integral y uno tipo jet, si bien la zona destinada al casco integral tiene una forma peculiar, que dificultará el cierre con algunos cascos. No es un problema tanto de tamaño como de forma. A modo de ejemplo, puede caber un casco grande, siempre que su entrada (por donde metes la cabeza) sea ancha. Si la entrada es estrecha por sus accesorios (mentonera) o almohadillado, no cerrará el asiento.
También dispone de parabrisas regulable en altura (manualmente por presión), dos guanteras (ambas sin llave) y toma USB para cargar el móvil, pero éste está fuera de las guanteras. Un detalle a revisar, como la dificultad (más bien imposibilidad) de instalar cualquier tipo de accesorio para posibilitar la navegación, ya sea un GPS o un móvil en ninguna parte.
EN MARCHA
Una vez en marcha, además de lo cómodo del asiento, lo primero que llama la atención es la calidad percibida al tacto en piñas, puños y manetas. La postura es muy natural, pero si bien tienes espacio para mover los pies longitudinalmente en las plataformas, se van estrechando según van hacia atrás. El pasajero dispone de estriberas abatibles de aluminio. Los espejos tienen un buen ángulo de visión y no sobresalen de la anchura de los puños, pero están a la misma altura que los retrovisores de los coches, lo que le resta agilidad en la jungla urbana. Para compensar, el ángulo de giro para ratonear entre coches es muy bueno.
El recorrido del acelerador es un poco largo y no ayuda en las aceleraciones desde parado. El Storm sube de vueltas con soltura y es de los 125 con más velocidad punta, muy importante a la hora de rodar con seguridad en autovías y vías de circunvalación. Pude llegar a ver 120 km/h llaneando, pero como uno es de naturaleza desconfiada, decidí recorrer la misma recta en sentido contrario, por si el viento había ayudado. La diferencia fue de 4 km/h, es decir, vi 116 km/h en el marcador, lo que habla muy bien del Storm-R. Se puede argüir que el velocímetro puede engañar, pero la sensación rodando en la M-40 entre veloces enlatados es la de que no miente mucho: en entornos de vías rápidas se desenvuelve como pez en el agua.
La distancia entre ejes es la que marca el comportamiento de la Storm R. La estabilidad en recta es intachable. No es el scooter de reacciones más vivas en los cambios de dirección, pero la combinación de un scooter largo entre ejes con una rueda trasera de 13 pulgadas proporciona un compromiso ideal entre manejabilidad y aplomo en curva. Hay que destacar un punto no muy común en el mundo scooter, y es el contar (gracias a su rueda de 14 pulgadas) con una pisada delantera magnífica, que da mucha confianza al abordar curvas y rotondas.
Al buen comportamiento del tren delantero ayuda el desempeño de la horquilla invertida delantera, con un tarado muy adecuado para un scooter deportivo. La suspensión trasera es un tanto seca en baches, pero se comporta muy bien en tramos de buen asfalto.
La frenada es como se podría esperar de una pinza radial de 4 pistones: tacto y potencia son muy buenos, permitiendo una progresividad en la frenada ideal. La única pega es que, en apuradas fuertes, especialmente con intención de parar en seco, el ABS es algo intrusivo, no tanto por un mal calibrado, sino por la potencia misma del sistema de frenado.