Prueba Benda Napoleon Bob 500: Una Bobber que Desafía lo Establecido
Benda es una marca china relativamente joven nacida en 2016, que quiere hacerse un hueco en el mercado gracias a diseños propios y una fuerte apuesta por la innovación. Ya disponen de varios modelos interesantes en su catálogo, la mayoría del cual se compone de motos custom.
Está siendo distribuida en España por Keeway que de momento ofrece tres modelos: la Benda Chinchilla 500, la Benda Napoleon Bob 500 y la LFC700; una espectacular y futurista cruiser deportiva.
Las dos primeras son motos custom más bien clásicas, pero las dos persiguen una estética atemporal, con toques vanguardistas y de diseño muy acertados. La Chinchilla es una cruiser tradicional con mucha clase y la Napoleon Bob es estilo bobber de libro y resulta un poco más macarra
Ambas comparten gran parte de sus componentes, entre los que destaca su personalísimo y auténtico motor V2 de 476 cc que rezuma carácter y suena a gloria bendita.
Los fundadores de Benda son amantes de los animales, especialmente de los gatos. Es por esto que tanto la Chinchilla como la Napoleon Bob se llaman así, ya que Chinchilla y Napoleon son nombres de razas de gatos.
La Benda Napoleon Bob se presenta como una moto de estética atrevida con un estilo muy particular y un motor V2 muy auténtico. Veamos lo más destacable de su propuesta a continuación.
Prueba Benda Napoleon Bob 500: Una Fusión de Clásico y Moderno
La Napoleon Bob 500 sin duda entra por los ojos. Desde el primer instante llama la atención y su diseño no deja indiferente a nadie. Seduce a niños, que quedan boquiabiertos al verla; a neófitos que no saben de motos, pero sí cuáles les gustan; y también a algún que otro oldschool que cae rendido una evidente calidad de acabados.
Lo cierto es que desde que soy probador de motos, nunca se me había acercado tanta gente a preguntarme por una moto durante una prueba como lo han hecho con esta Benda Napoleon Bob 500.
Su diseño impacta y gusta, pero también cumple con unos estándares de calidad notables, que se aprecian en detalles como la pintura del depósito, el negro satinado de los silenciosos o la moderna iluminación LED. Es una moto que cumple en diseño, sin quedar en efectista.
El motor bicilíndrico en V con sus tapas doradas y detalles en gris titanio, se establece como el punto visual más llamativo y estético de la moto. Un corazón expuesto, alojado en un chasis de doble cuna que también presenta un acabado en negro texturizado muy particular.
El faro LED redondo resulta un guiño a las bobber clásicas y se integra de manera armoniosa con el resto del conjunto. La firma lumínica recuerda los colmillos de un felino, para seguir con el tema gatuno que está presente en más detalles de la moto.
Los retrovisores, ubicados en la parte inferior del manillar, no solo cumplen su función a la perfección, sino que también contribuyen a la estética minimalista y limpia de la moto.
El panel de control TFT minimalista es otro ejemplo de la fusión entre lo clásico y lo moderno. Ofrece la información necesaria de manera clara y concisa, sin distracciones innecesarias. Al ser tan sencillo, no necesita más que dos botones, que son táctiles y sin superficie, de nuevo sencillez en los detalles.
El diseño es monoplaza por la naturaleza de la moto, con un asiento situado a tan solo 695 mm del suelo, y los neumáticos son anchos (150 delante y 180 detrás); elementos clave que definen su estética bobber.
Prueba Benda Napoleon Bob 500: Motor y Parte ciclo, un buen equilibrio
El alma de la Napoleon Bob 500 es un motor bicilíndrico en V de 476 cc, una mecánica que entrega 47 CV (la potencia máxima permitida para el carnet A2) a 8.800 rpm y un par de 42 Nm a 6.700 rpm.
Este motor, refrigerado por líquido, se caracteriza por su sonido embriagador y una contundente entrega de potencia en bajos y medios regímenes. Ideal para disfrutar de paseos relajados y el curveo de domingo, al mejor estilo “mecedora de la abuela”.
Las salidas de curvas y aceleraciones son briosas, con garra y acompañadas por un sonido fantástico; y la transmisión es por correa, lo que domestica mucho toda esa pegada.
Las suspensiones están compuestas por una horquilla convencional, con las barras forradas por dos vainas que emulan las exóticas horquillas tipo hossack; y un monoamortiguador trasero regulable, que va oculto tras una tapa de plástico, creando así el efecto visual de una “hardtail”.
El sistema de frenos está compuesto por una pinza de anclaje radial de cuatro pistones y un disco de 320 mm en la parte delantera, y una pinza monopistón y un disco de 260 mm en la parte trasera. Con ABS incluído, el sistema ofrece buen tacto y una potencia de frenado más que suficiente para detener la moto con seguridad.
Los exagerados neumáticos estilo balón, con medidas 150/80-16 en la parte delantera y 180/65-16 en la parte trasera, contribuyen a la estética bobber y resultan llamativos. Pero sorprendentemente no penalizan la agilidad tanto como esperaba, sino que sorprende lo bien que se mueve la moto una vez está rodando. En parado es otro cantar, puesto que además el radio de giro es bastante limitado.
Prueba Benda Napoleon Bob 500: Ergonomía, estilo Bobber con un toque Cafe Racer
La ergonomía de la Benda Napoleon Bob 500 está marcada por su estilo bobber, que prioriza la estética y la sencillez. El asiento bajo, situado a 695 mm del suelo, permite que cualquier persona plante los pies en el suelo con facilidad, lo que aumenta la confianza y el control en parado. Sin embargo, esta configuración también implica una posición de conducción algo comprometida, con los pies adelantados y el cuerpo inclinado hacia adelante.
El manillar, de estilo «Flying Wing», obliga a llevar los brazos estirados, lo que puede resultar cansado en trayectos largos, especialmente si se circula a velocidades elevadas debido a la falta (total) de protección aerodinámica.
Los mandos de los pies son regulables, lo que permite adaptar la posición de conducción a las preferencias de cada piloto, o mismamente adaptarse al calzado de verano o de invierno girando un par de tuercas. Sin embargo, es muy fácil rozar las estriberas en curvas cerradas, lo que exige precaución en carreteras reviradas.
En general, la ergonomía de la Napoleon Bob 500 se adapta bien a pilotos de diferentes tallas, aunque aquellos de mayor estatura pueden sentirse algo encogidos. La ausencia de protección aerodinámica obliga a lidiar con el viento, lo que puede resultar fatigante en viajes largos. Sin embargo, la comodidad del asiento y la facilidad de manejo hacen que sea una moto agradable de conducir en el día a día.
Prueba Benda Napoleon Bob 500: Sensaciones en Marcha
Subirse a la Benda Napoleon Bob 500 requiere meterse un poco en el papel y es la misma moto la que nos va a dar pie. Ya cuando te acercas, se te empieza a arrugar la frente como si fueras James Dean y cuando te sientas se te afila el mentón, como al Clint Eastwood de los 60. Pero es ya al arrancarla, con ese sonido tan lleno, cuando uno se convierte definitivamente en James Hetfield y no puede evitar soltar un “yeah!”.
La postura de conducción, aunque algo comprometida, resulta cómoda para una bobber y a no ser que tengamos lesiones o limitaciones graves, puede resultar incluso natural para mucha gente. Los mandos se encuentran en la posición correcta y el asiento ofrece un aceptable nivel de confort, incluso en trayectos largos.
Lo que puede resultar más cansado es la postura de los hombros, que además han de ir luchando contra el viento. Viento que por otro lado, nos vendrá con cierta potencia, porque la moto acelera con mucha energía (hay que agarrarse para no irse de culo) y mantiene sin apenas esfuerzo, velocidades muy por encima de las legales.
A pesar de su estética y dimensiones (1550 mm entre ejes), la Napoleon Bob 500 sorprende por su agilidad. Y no lo digo a lo tonto. Es una moto fácil de llevar y permite disfrutar de la conducción en carreteras reviradas, siempre que tengamos en cuenta que es fácil hacer rozar las estriberas. En general, encadenar giros e ir abriendo gas en cada salida de curva, resulta una experiencia fastuosa de aplomo y par.
El motor empuja con fuerza desde bajas revoluciones, ofreciendo una aceleración contundente y un sonido que invita a abrir el gas. No es necesario estirar hasta la zona roja del cuentarrevoluciones, ya que su mejor rendimiento se encuentra en medios regímenes.
Los frenos cumplen su función a la perfección, ofreciendo una potencia de frenado más que suficiente para detener la moto con seguridad. Sin embargo es recomendable utilizar ambos frenos para evitar que la horquilla delantera se hunda demasiado.
A mí me gusta aplanar la moto un poco con el trasero y cuando la tengo un poco más sujeta, entonces aplicar más contundentemente el delantero. De todas formas, no es un requisito y en general la moto frena bien e inspira confianza.
Las suspensiones ofrecen un buen compromiso entre confort y deportividad. El amortiguador trasero puede resultar un poco seco en baches, pero en general, la moto se siente estable y firme en todo tipo de situaciones. Lo cual es importante para este tipo de geometrías, que pueden resultar incómodas si no.
Uno de los pocos puntos criticables de la Napoleon Bob 500 es el acelerador, que puede presentar un efecto on/off que dificulta la dosificación del gas a bajas velocidades. Este efecto, típico de algunas motos de origen chino, requiere cierta maña con el embrague para suavizar la entrega de potencia y evitar tirones.
Por ejemplo cuando sueltas el gas en segunda, en una rotonda o giro cerrado y lo quieres volver a abrir, a la holgura del acelerador (también excesiva en la unidad de prueba) hay que añadirle ese efecto on/off sorpresivo que le da una brusquedad inicial. Afortunadamente, este problema se puede paliar utilizando el embrague para controlar la entrega de potencia, pero no deja de ser un aspecto a mejorar.
