Ya está hecho. Jorge Lorenzo se va a vestir de rojo Ducati a partir de 2017. La mala gestión de Yamaha ha arrojado a Lorenzo en los brazos de la marca boloñesa, que lo ha recibido con calor y reconocimiento, todo lo que le ha faltado durante estos años a Lorenzo en Yamaha. Así de claro. Creo que es un terrible error estratégico por parte de Yamaha permitirse este lujo, y la dirección deportiva de la marca (Lin Jarvis) no ha sabido gestionar el proceso de renovación de sus pilotos.
Yamaha ha quemado a su piloto de referencia, a su mejor hombre, al que ha aportado todos los grandes resultados de la marca desde 2010: tres títulos mundiales y 36 de las 46 victorias conseguidas desde entonces (más nueve de Valentino Rossi y una de Ben Spies). Y lo ha quemado porque en vez de brindarle su apoyo y su confianza le ha presionado y exigido una respuesta en un momento innecesario.
Yamaha se ha dedicado a presionar a su mejor hombre, Jorge Lorenzo, en vez de arroparlo y darle confianza.
La decisión de Lorenzo no ha llegado de un día para otro. Lin Jarvis dijo durante la presentación del equipo que esperaba que empezaran a resolverse contratos antes de la cuarta carrera. Curiosamente, Yamaha planteó esa cuarta cita, Jerez, como fecha límite para obtener una respuesta de Lorenzo una vez que Rossi firmó su renovación. Esto quiere decir que durante el momento clave del año, en la pretemporada, cuando se sientan las bases de trabajo para todo el campeonato, Yamaha se dedicó a presionar a su mejor hombre. Y esto es inaceptable. Porque por mucho que un piloto intente centrarse única y exclusivamente en su trabajo, situaciones como esta descentran al más templado.
Trabajando en esas condiciones Lorenzo fue capaz de ganar en Qatar. Luego llegó el ultimátum. Ahora entiendo el error de Jorge en Argentina: corrió como si tuviera que demostrar algo, como si necesitara justificar su posición. Pero estaba condenado porque en Yamaha, por más que sumara victorias y títulos, nunca, absolutamente nunca, será valorado del mismo modo en que se valora a Rossi. Esto lo sabe todo el mundo en el “paddock” de MotoGP. Ante esta situación, ¿tiene sentido seguir donde a uno no lo quieren? Pues no. En Austin, con todo resuelto, Lorenzo corrió con su temple y frialdad habitual, sabiendo superar las complicaciones.
Yamaha se ha entregado a Rossi, un piloto que, quiera o no, tiene una fecha de caducidad marcada, y ahora le urge encontrar un recambio para Lorenzo, que sabiamente agotará todos los plazos legales contemplados en su contrato antes de decir a Yamaha que no sigue con ellos. Cuando Rossi firmó de forma tan anticipada, parecía haber cogido a todos a contrapie; pues no: ahora es Lorenzo el que tiene la sartén por el mango.
Rossi busca la complicidad de Viñales, como antes lo hizo con Sete Gibernau y Marc Márquez.
Mientras tanto, en Yamaha tienen todo a punto para acoger al nuevo mejor amigo de Valentino, que no es otro que Maverick Viñales, a quien Rossi ha prodigado todo tipo de elogios y mimos, buscando su complicidad dentro y fuera de la pista. Esta es una vieja historia: Sete Gibernau también fue su “brother”, y no digamos Marc Márquez… Es un depredador. También lo fue Mick Doohan, que se quiso ganar el favor de un joven Alex Crivillé para controlarle, pero Alex le salió respondón. Yo creo que Rossi no conoce bien a Viñales, que es un piloto con carácter. Volveremos a tener dos gallos en el mismo gallinero.
Me llama poderosamente la atención el contraste entre la gestión que está haciendo Yamaha y la que hizo Honda el año pasado, en los momentos críticos del inicio de 2015, con Márquez cometiendo errores y Pedrosa sorprendiendo a todos con una insólita y hasta entonces secreta lesión. Honda siempre ha cerrado filas en torno a sus pilotos y los ha arropado. Ha trabajado para que se sientan a gusto y consigan lo mejor. Este invierno las cosas parecían ponerse muy cuesta arriba para los de HRC; hace apenas un mes las perspectivas no eran demasiado optimistas. ¿Y que ha pasado desde entonces? Que Márquez ha ganado dos carreras y lidera el Mundial con 21 puntos de ventaja después de solo tres Grandes Premios.
Honda ha sabido gestionar bien sus crisis arropando a sus pilotos; Yamaha tiene un preferido, y así ha creado una crisis innecesaria
Han podido trabajar sin presión. En marzo algunos medios publicaron que Márquez, viendo los problemas de la pretemporada, podría plantearse salir de Honda. No creo que ni antes ni ahora en Honda se hayan planteado buscar un relevo a sus dos pilotos oficiales. Márquez es el hombre de los resultados, ¿y Pedrosa? En cualquier otro sitio un piloto que cumple once temporadas en el mismo equipo sin ganar un título estaría más que finiquitado. En Honda no. Siguen apoyándole porque es valor añadido para el equipo. Hay algo más que una mera cifra, por más que la máxima de las carreras sea que “solo vales lo que vale tu última carrera”, como dijo un día Mike Hailwood.