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Hablar en la pista

Fotos: Motogp.com
Por fin llegó la primera carrera de 2016 y por fin la hemos dejado atrás. La emoción del inicio de temporada ha quedado empañada por el cruce dialéctico al que hemos asistido entre Valentino Rossi, Marc Márquez y Jorge Lorenzo. Eso siempre da chispa a las carreras, pero yo prefiero que se dediquen a hablar en la pista.

No sé durante cuánto tiempo vamos a tener que seguir padeciendo las secuelas del incidente de Sepang 2015, pero espero que ya que el Mundial 2016 se encuentra por fin en marcha, nos terminemos centrando exclusivamente en él. La rueda de prensa del miércoles en Losail caldeó el ambiente, y luego la renovación de Valentino Rossi, el comentario de Jorge Lorenzo y la respuesta del italiano terminaron por enrarecer aún más la atmósfera de Losail.

Los dardos cruzados entre los pilotos siempre han sido la chispa de las carreras, pero en este caso no resulta agradable asistir a este espectáculo, por el poso que deja. Hay un resentimiento doloroso.

Me gustaría hacer una pequeña reflexión. Creo que la mejor manera de contribuir a la normalización de la situación por parte de los medios de comunicación sería que no alimentaramos más la situación, pero esto supone enfrentarnos a un conflicto particular. ¿Dejamos de hacer nuestro trabajo? Porque si Rossi, Lorenzo o cualquiera plantea una cuestión, la que sea, no vamos a dejar de preguntarle, ¿verdad? Lo que pasa es que esta situación está llegando a un punto que termina siendo verdaderamente aburrido seguir recreándose en este asunto. Pero lo indudable es que para dejar de hablar del tema, los primeros que deben parar son sus protagonistas, pero Rossi mantiene una actitud obsesiva con él.

Hablemos de otras cosas. Del futuro. Antes de que se disputara la primera carrera ya hemos empezado a hablar de contratos. Lin Jarvis se quedó corto cuando dijo que antes de la cuarta carrera ya habría contratos sobre la mesa: Rossi y Smith ya han resuelto su futuro antes de situarse en la parrilla de Losail, y Lorenzo dice que se decidirá muy pronto. Y su decisión despierta el interés de todo el mundo. ¿Qué hará, se quedará en Yamaha o dar un cambio de aires total?

Hay muchas especulaciones sobre su futuro, de todo tipo. Lorenzo dice que tiene ofertas y que contestará en en breve. Yo creo que, por mucho que haya evolucionado la Ducati, creo que la realidad de hoy sitúa a la Yamaha por encima. Es, sin duda, la moto más equilibrada, y me resulta difícil de creer que un piloto como Lorenzo, con un ansia de victoria como la suya, esté dispuesto a sacrificar la posición más privilegiada y deseada por un futuro incierto. ¿No os acordais la de veces que se especuló con la marcha de Mick Doohan a Yamaha? Y nunca se llevó a cabo.

No sé si es cuestión de echarle cojones o no, como dijo Rossi. Pensando en el movimiento que él hizo en 2011, no creo que lo suyo fuera cuestión de cojones. Es que no tenía otra alternativa. Simplemente le dijo a Yamaha: o Lorenzo o yo. Y le mostraron la puerta… Ahora ha sido suficientemente inteligente para no volver a plantear semejante disyuntiva. Sinceramente, ¿cuántas opciones reales más podía tener Rossi? Creo que lo que dijo Lorenzo, “Rossi no tenía más opciones que Yamaha”, no fue ninguna bravata; simplemente decía la verdad. Lo que pasa es que a veces no nos gusta escuchar la verdad. Nos pasa a todos.

A mí me gusta la forma de hacer las cosas de Lorenzo. Echo en falta en otros pilotos la sinceridad que derrocha. Dice las cosas como las piensa y no suele mentir (Stoner también lo hacía, por lo general, aunque al australiano sí se la ha pillado en algún renuncio), y eso implica no ser siempre políticamente correcto. Y ser tan claro también le lleva a meterse en algún “jardín”, pero no por el ansia de enrredar, sino porque no se lo plantea. Criticó a Rossi en Sepang tras la maniobra con Márquez, y después se disculpó públicamente en Valencia.

Ahora dio su opinión sobre la renovación de Rossi, y reconozco que no debió ser una declaración completamente inocente, pero eso ha vuelto a incrementar la tensión. Después de ganar, tanto en el “corralito” como al subir al podio hizo un simbólico gesto: cremallera. O lo que es lo mismo: que se va a dedicar a hablar en la pista. Y vaya que si lo hizo… Menuda parrafa les soltó a todos.

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