Para un uso cotidiano de la moto, llevar instalados unos topes anticaída nos puede venir muy bien, ya que en caso de caída leve o incluso si se nos vuelca la moto en parado, pueden reducirse mucho los daños sobre todo en el carenado o en los cárteres del motor. Puede incluso que si la caída no conlleva un impacto muy grande y se trata de un “arrastrón”, nos evite rozaduras y daños en el chasis. Por este motivo, si nuestra moto puede llevarlos en una zona apropiada y para un uso urbano, es recomendable montarlos.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que llevar unos topes no siempre es tan beneficioso como pudiera parecer. En determinados modelos, estos topes llevan sus anclajes pegados al motor, por lo que en caso de impacto estos transfieren toda la energía al bloque motor. En el supuesto de que el impacto sea violento, estando concentrado en un punto tan reducido lo más probable es que propiciemos daños al propulsor.
Este mismo razonamiento se puede aplicar al chasis, ya que si la caída no es suave y el impacto se produce en el tope, que toda la energía del impacto se concentre en un punto en concreto del chasis nos puede traernos muchos quebraderos de cabeza, ya que de esta manera podría llegar a doblarse.
Si además vamos a dar un uso en circuito a nuestra moto, los topes anticaída pueden perder totalmente su eficacia si la caída no se produce a baja velocidad y sin que la moto rebote. De no ser este nuestro caso, la moto se dañará independientemente de que los llevemos montados o no. Incluso en algunos casos, su utilización está prohibida si superan unas dimensiones, ya que pueden ser peligrosos a la hora de engancharse con otros pilotos o motos en pista.
