Normalmente, cuando vemos unas patentes, estas se centran en conseguir mejores rendimientos en nuevos modelos o, incluso, en mostrar nuevas tecnologías que quedan de esa forma reflejadas y protegidas por la ley aunque las marcas no lleguen a emplearlas. Es por eso que, en ocasiones, hay patentes que quedan en un cajón y nunca más volvemos a ver esa moto que nos hubiera gustado, o ese sistema. Y es que una cosa es tener la idea y otra los recursos para desarrollarla.
En esta ocasión la patente filtrada llega por parte de BMW, y con una funcionalidad muy diferente a la que podríamos esperar, ya que no es otra que calentarnos. Nada de prestaciones, nada de nuevas tecnologías, sino aplicación de tecnologías ya existentes con un nuevo fin que, curiosamente, no es otro que engañar a nuestro cerebro.
En realidad no son una sino dos patentes y relacionadas con el asiento, aunque la primera serviría para poder proyectar un logo o información (por ejemplo de carga) sobre ella. Un sistema curioso y llamativo pero que no nos afectará más que estéticamente. Pero es en la segunda patente donde llega el meollo de la cuestión, y es que pretende iluminar parte del asiento de rojo cuando el calentador del asiento esté encendido. En lugar de optar por otras opciones como una luz en la pantalla, lo tendríamos justo debajo de nuestras nalgas.
Podrías pensar que es casual, pero es aquí cuando BMW da un giro de tuerca y en sus propias patentes recoge el motivo por el cual opta por esa configuración y por el color rojo, tal como compartían con nosotros los compañeros de CycleWorld: “En general, se sabe que la percepción humana del calor puede verse influenciada por los colores. Al menos en base a las experiencias cotidianas, las personas asocian la calidez o el calor con el color rojo. Como resultado, los colores rojos o rojizos siempre evocan una sensación de calidez en los humanos, independientemente de la temperatura ambiente real”.
Así, además de encenderse el sistema y comenzar a calentarte realmente, nuestro propio cerebro asimilaría que está funcionando y nuestra sensación variaría para ser más placentera. De hecho así lo describe la patente: “Sólo como resultado de las expectativas, el usuario experimenta un efecto cálido del área de iluminación brillante o iluminada de la cubierta del asiento”. Sin duda una jugada maestra y toda una lección de psicología aplicada para hacer que nuestra conducción sea más placentera y nuestras posaderas estén más calentitas.