Que las motos son capaces de superar fronteras y barreras culturales no es ninguna novedad. Prueba de ello es el reportaje China’s Easy Riders, realizado por el fotoperiodista argentino Carlos Barria sobre las celebraciones del 110º aniversario de la marca norteamericana en China.
Cerca de 1.000 Harley-Davidson procedentes de todos los rincones del país se dieron cita el pasado fin de semana en Qian Dao Lake, un exclusivo resort situado en la provincia de Zhejiang, al sudoeste de Shanghai. Era la 5ª eición del Harley-Davidson National Rally de China, que formaba parte de los actos del 110º aniversario de Harley-Davidson.
El extraordinario reportaje fotográfico de Carlos Barria va acompañado de un texto del mismo autor que profundiza en la cultura Harley-Davidson en el gigante asiático. Para los chinos, afirma Barria, poseer una Harley es mucho más que el símbolo de libertad que vende la marca norteamericana, se trata de conferir estatus social y hacer girar cabezas.
«Para mí, representa libertad»., empieza Phillip Chu, «Pero en realidad es una herramienta, una herramienta que te proporciona atención. Atraes mucha atención de los demás cuando la conduces, e incluso cuando la pones en marcha. La gente se da cuenta, es una Harley-Davidson».
Las Harley-Davidson están consideradas productos de lujo extremo en China, así que los impuestos asociados a su compra son tan elevados que en algunos casos llegarían a cubrir el precio de compra de la moto en los Estados Unidos.
Barria explica que los moteros de china tienen que lidiar actualmente con un complejo problema legal que les impide circular por autopistas y grandes avenidas en muchas ciudades. Legalmente, una Harley-Davidson está incluida en la misma categoría que las motos eléctricas, las bicicletas y los caballos. Los propietarios y distribuidores de Harley-Davidson solicitan un cambio administrativo que permita diferenciar entre las motos para el transporte urbano y las motos de ocio.
