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De chatarra a moto de museo: increíble restauración

Paciencia, arte y dinero
Fotos: YouTube
Somos muchos los que hemos soñado que en algún momento aparecía una moto en nuestra vida que no nos costaba nada. Eso sí, si alguna vez te sucede lo más probable es que sea en el estado en el que se encontraron este sidecar. El resultado final es espectacular.

La vida en la URSS no debía ser nada sencilla ni para las personas ni para sus métodos de transporte. Aun así, los vehículos soviéticos siempre tuvieron fama de rudos y resistentes quizás porque quien los diseñaba era plenamente consciente del mundo al que tendrían que enfrentarse en su día a día y porque era necesario que funcionasen durante mucho tiempo y sin grandes mantenimientos. Uno de esos vehículos capaces de aguantar todo lo que le echasen eran las motos y sidecares Ural. 

La historia detrás de la marca es apasionante y nos traslada hasta los inicios de la Segunda Guerra Mundial cuando, se dice, que prácticamente clonaron una BMW R71 para dar vida a lo que denominaron M-72. Con el avance de la guerra trasladaron la fábrica de Moscú a los Urales y de ahí el nombre que la marca, en manos privadas hoy en día, aún conserva.

Pero volviendo a la moto encontrada en cuestión, precisamente nos llega a través de un vídeo de un Youtuber cuya principal actividad es la de localizar viejos aparatos abandonados de la extinta Unión Soviética y ponerlos en marcha. Este es el caso del side Ural, del que no conocemos el modelo exacto. Tampoco tenemos más información sobre la historia que lo rodea, porque como puedes ver en el vídeo estaba totalmente abandonado a su suerte en lo que podría ser un garaje dentro de una población deshabitada.   

No deja de ser curioso cómo es posible que en un momento se decidiera dejar de vivir en la zona y se abandonasen de esta manera ciertos objetos. Quizás en el momento de hacerlo el deterioro del vehículo ya era suficiente como para no pensar en arreglarlo antes de marcharse, pero eso son puras conjeturas. Lo que sí sabemos es que tras localizarlo se pusieron manos a la obra para restaurarlo y devolverle su estado original.

Así, tras quitar todas las capas superficiales de óxido se puede apreciar que el vehículo en sí no estaba en tan malas condiciones. Por suerte, el haber estado cubierto ha impedido que el sol, el frío y la lluvia mermasen más de la cuenta el conjunto. Según se van desmontando las piezas se van poniendo al día, recibiendo los tratamientos necesarios en función de cuál sea antes de dejar todo totalmente desmontado. Por cierto, en el proceso de limpieza aparece lo que tiene pinta de ser un nido de ave y que, en realidad, se trata de un filtro artesanal. Al parecer, era habitual usar este tipo de filtro de aire para evitar que las partículas entrasen al carburador. Una muestra más de la dureza de los aparatos soviéticos.

Tras ello llega el momento de terminar de restaurar volviendo a pintar las piezas que lo necesitan, reparando y tratando otras y volviendo a montar de nuevo la moto y el sidecar. El resultado final después de muchas horas de trabajo es impresionante y, como decíamos, consigue que el side pase de ser una chatarra a una pieza de museo que podría representar a los miles de vehículos que, como él, dieron servicio a las personas que lo necesitaron.  

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