No cabe duda que la presencia de la Honda RC213V-S de Padgetts Racing ha levantado expectación en esta edición del Tourist Trophy. Quizás haya sido la moto más buscada, porque es la primera vez que se ve a una MotoGP rodando en el TT. Ya sabemos que no es exactamente una moto como la que se alinea en las parrillas del Mundial de MotoGP, pero básicamente es un modelo nacido para competir, aunque Honda haya querido darle una orientación exclusiva y alejada de las carreras. Pero Clive Padgett, además de ser uno de esos 213 afortunados poseedores de esta joya mecánica, es el propietario de uno de los principales equipos británicos, y es especialmente activo en el TT y las “road races”.
Así que, cuando se le ocurrió la idea de poner en pista la RC213V-S, no dudó ni un momento en que el TT sería un marco idóneo para hacerla correr. Y contó con la colaboración de nada menos que Bruce Anstey, que ha ganado 11 carreras en el TT (contado su triunfo en el Zero TT de 2016) y ha sumado 36 podios.
La RC213V-S no es una moto homologada para competir, pero el particular reglamento del TT permite que en el Mountain Course de la Isla de Man rueda prácticamente cualquier cosa con dos ruedas y un motor. Aunque hay una regulación establecida en base a criterios de cilindrada, número de cilindros y ciclo motor, en la carrera de Superbike y en el Senior TT, la admisión de otras motos queda a criterio de la organización. Esto ha permitido que, a lo largo de la historia, hayamos podido ver en pista motos que seguramente no habrían tenido espacio en ninguna competición.
Tanto la Honda RC213V-S como la Suter MMX 500 han sido las dos extravagancias del TT 2016. La Honda ha sido claramente competitiva, y ha saldado su participación con excelentes resultados: Anstey fue octavo en la carrera de Superbike, a una media de 126,825 mph, mientras que en el Senior TT logró alcanzar 127,976 mph, consiguiendo una extraordinaria quinta plaza, e incluso a principio de carrera estuvo peleando por el podio.
La Suter MMX 500 es más que una extravagancia, la verdad. Es un modelo único, ya que es una 500 2-T (de 576 cc de cilindrada) que tiene 195 CV y solo pesa 127 kilos. Básicamente, lo que ha hecho Eskil Suter es actualizar el motor Swissauto con el que él mismo compitió en el Mundial de 500 (Elf y MuZ-Weber) a finales de los años ’90, dándole mayor carrera para aumentar la cilindrada. Y para el TT tampoco eligieron mal piloto, porque Ian Lougher es otro experimentado piloto en la isla (9 victorias y 24 podios). No tuvo un resultado tan llamativo como el de la RC213V-S, pero se dejó ver: se retiró en la carrera de Superbike en la segunda vuelta (112,742 mph en su vuelta de salida), y fue 34º en el Senior TT, a 117,548 mph.
No son los únicos casos de motos extrañas. Norton sigue compitiendo en la Isla de Man, y en esta ocasión solo tuvo en pista una unidad de su SG4, pilotada por David Johnson. La SG4 sigue contando con un motor Aprilia RSV4RF, aunque Stuart Garner, su propietario, asegura que en 2017 Norton contará con una moto 100 por cien británica. Desde que Norton reapareciera en el TT en 2012, la moto ha ido cosechando resultados esperanzadores, como la 18ª posición de Cameron Donald en la carrera de Superbike de 2015. Aunque este año no ha conseguido terminar, Johnson logró llevar la SG4 hasta las 130,317 mph en la segunda vuelta del Senior TT, que es, oficialmente, la mejor marca conseguida por una moto británica en la historia de Tourist Trophy. Quien no se contenta es porque no quiere.
Pero, sin duda, que el mayor logro de Norton llegó con la mítica NRV588, aquella peculiar moto que empleaba un motor Wankel rotativo, con la que Steve Hislop se anotó la victoria en el Senior TT de 1992, en la que dicen fue la mejor carrera de la historia del Tourist Trophy, en la que batió a Carl Fogarty por un margen de menos de cinco segundos. Aquella moto fue desarrollada por Brian Crighton a finales de los ochenta, y con ella corrieron Ron Haslam, Robert Dunlop, Trevor Nation y Steve Spray en las competiciones británicas. Crighton dejó Norton en 1990 pero siguió desarrollando el motor bajo la marca Roton, y Spray, que fue campeón británico de F-1 con la Norton en 1989, lograría el único punto de un motor rotativo en el Mundial de 500 en 1991, al ser 15º en Australia.
Posteriormente, Norton siguió con la evolución de la NRV588, e Ian Simpson lograría con ella el campeonato británico de SBK en 1994, aunque la moto nunca pudo competir fuera de Gran Bretaña ya que no cumplía con las reglamentaciones exigidas en los campeonatos internacionales.
Era raro ver en pista a una moto con motor rotativo, aunque su apariencia externa era similar a la de cualquier otra moto. Lo excepcional era ver un modelo tan exótico como la Britten. La moto, concebida y desarrollada por el ingeniero neozelandés John Britten, era una moto conceptualmente diferente a cualquier otro modelo conocido. Lo más convencional era su motor, un bicilíndrico en V de cuatro tiempos, de 1.000 cc. Pero, por lo demás, rompía con todo: suspensiones alternativas, realizadas en fibra de carbono; motor autoportante; una aerodinámica rompedora; ausencia de carrocería… Titanio y fibra de carbono allá donde miraras.
Britten trabajó en diferentes versiones hasta que desarrolló en 1991 la V1100, con motor de 1.108 cc y 171 CV de potencia, y sólo 144 kilos de peso, que fue capaz de rodar a 294 km/h en Daytona. Contaba con una potencia similar a la de una 500 de Gran Premio y sólo pesaba 14 kilos más. El concepto era idéntico a la V1000, pero su motor se había potenciado y mejorado, empleando bielas y válvulas de titanio, aunque seguía dependiendo del cambio de cinco velocidades de Suzuki GS 1100 ET.
Se estrenó en Daytona en 1992, y casi gana (se rompió la batería cuando lideraba la carrera), y siguió sumando éxitos en carreras de complemento del Mundial de SBK en Assen y Manfield, y aunque en 1993 se concentró en el campeonato neocelandés, ese año estuvo en la Isla de Man con Shaun Harris. La moto no logró terminar, pero ese día marcó el récord de velocidad. Los resultados de Britten no acompañaron, al menos en el TT, aunque Harris siguió corriendo varias ediciones más en el Senior TT y la carrera de F-1 Open. Tras la fulminante muerte de Britten en 1995, Harris volvió al TT en 1996, y logró acabar por primera vez con la moto neozelandesa, aunque en una retrasada 33ª posición. No fue un gran resultado, pero eso ya era lo de menos.