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El «secreto» de Julián Simón: los martes supermotard en Recas

Fotos: Aspar Media
Desde que compite en Moto2, es habitual ver a Julián Simón entrar con la moto cruzada casi en cada curva. Si te preguntabas cómo trabaja Julián esa técnica, aquí tienes la respuesta.

Ritual, entrenamiento, sana costumbre. o un poco de todos. Durante la temporada, la jornada de los martes, cuando no hay gran premio, es sagrada en el karting de Recas. El piloto Mapfre Aspar Julián Simón lo sabe, y así lo vive. La tarde de los lunes el taller de Víctor y Gonzalo, amigos y mecánicos de Julito, rebulle en Villacañas. Están preparando su moto de supermotard, para que al día siguiente el piloto Mapfre Aspar pueda cumplir con su compromiso en el circuito toledano. «La moto suele estar en el taller de Víctor y Gonzalo, los lunes por la tarde repasan los frenos, la cadena, y montan gomas nuevas, que, después de cada sesión, están para cambiar». Al caer la tarde del lunes, Julito pasa por el garaje de sus camaradas, carga su niña en la furgoneta, y remata todo para el día siguiente. «Me paso por el taller, estoy un rato con ellos, y recojo la moto».

Como buen motero tiene una furgoneta adaptada con rampa, nevera eléctrica, toldo, etc. Es su pequeño santuario donde porta los enseres, moto incluida, y con él peina la geografía española en busca de nuevas aventuras, de circuitos en los que entrenar. De todas maneras hay una cita marcada a fuego en su calendario de los martes, Recas. «Llevo tres años yendo a Recas y el personal es como mi familia. Si algún martes decido no ir a entrenar, porque estoy muy cansado, o llego de un gran premio extra europeo, me paso a saludar. Cuando no puedo ir me falta algo». La semana del Gran Premio de Japón hizo trampa. La aventura del periplo asiático arrancaba el martes, tres semanas de gira por el mundo, sin pisar su karting favorito eran demasiadas para Julián. Esta vez, y sólo por esta vez, fue el lunes a entrenar y despedirse de la gente.

Normalmente, el día comienza a las 8,30. Julito enfila la A-42 y una hora después toma tierra, lo primero es saludar a Félix y Alberto, lugartenientes de la pista, «nada más llegar voy a saludar a Félix y Alberto, los encargados del circuito, les tengo un gran aprecio. Me han apoyado siempre y me facilitan todo para entrenar allí». A continuación apea su montura, monta calentadores, y prepara la indumentaria. La primera manga es de calentamiento, unos 25 o 30 minutos suaves. Luego empieza la verdadera fiesta. En el manillar de su moto, un Casio sencillo de caucho negro hace las veces de cronómetro. En función del estado del neumático trasero, de la dureza del gran premio del domingo anterior, o de las condiciones climáticas, entre otros, a la tanda de calentamiento le siguen dos o tres más, de entre cuarenta y cincuenta minutos. A maneta, como se suele decir en el argot motociclista. Muchas vueltas a un circuito de 1.250 metros. «Normalmente hago tres o cuatro mangas de no más de 45 minutos, dependiendo de cómo esté el neumático trasero.»

Quince minutos, una gélida bebida isotónica, y un poco de conversación con Félix y Alberto separan una manga de otra. Después hay tiempo para comer, repasar la prensa especializada, opinar sobre las últimas carreras, bromear, y airearse del ambiente profesional y hermético del paddock de MotoGP. «Entre manga y manga repasamos la prensa semanal, y opinamos sobre los últimos grandes premios». Recas es a Julito Simón lo que un oasis a un beduino. Cada martes, el piloto Mapfre Aspar disfruta, descansa, y se evade junto a su gente, junto a los aficionados, junto a otros pilotos, en Recas, su pequeño oasis de paz. «El ambiente es inmejorable, vienen bastantes pilotos a entrenar, y también algunos aficionados. Es agradable conocer gente nueva cada martes, y que los aficionados conozcan nuestro lado más humano».

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