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Retroprueba «Old School»: Yamaha TZR80RR

Regreso express a la adolescencia
Fotos: SMN
La Yamaha TZR80RR marcó un antes y un después en la vida de muchos moteros, gracias a sus excelentes cualidades deportivas y una estampa, a imagen y semejanza de sus hermanas mayores que, aún hoy, sigue luciendo en plena forma. Hoy nos volvemos a subir en ella y te contamos como va, más de 30 años después de su lanzamiento.

Corría el año 1993 cuando vi, por primera vez, una de aquellas TZR80RR lanzadas al mercado justo unos meses antes. Aquel ejemplar, con los típicos colores Yamaha Italia, era el causante de mis noches de insomnio un día sí y otro también.

Teniendo en cuenta que por aquel entonces contaba con apenas 11 años de edad, quedaba aún mucho tiempo para poder ponerme a los mandos de una de aquellas icónicas máquinas de dos tiempos, a imagen y semejanza de sus hermanas mayores. Todo llega.

Casi cinco años después pude por fin cumplir mi sueño de tener una “ochenta” de la época, aunque no la que yo deseaba realmente. Con mucho esfuerzo y sacrificio logré hacerme con una TZR80 de primera generación, la cual disfruté de una manera muy especial durante buena parte de la adolescencia.

Sin embargo, aquella espina clavada de tener una TZR80RR siempre estuvo presente en mi imaginario. Por lo que en 2018, “tras 25 años de espera”, adquirí un ejemplar de 1996, de los últimos que se fabricaron del modelo. La misma que hoy sigo disfrutando y mejorando 5 años después de alcanzar aquel sueño de juventud.

Centrándonos en la historia del modelo y dejando a un lado la mía personal, la TZR80RR era presentada en los primeros compases de 1992 llegando como relevo de la primera generación de la misma, la conocida en el argot popular como “La Delta”, acrónimo de Deltabox, como era conocido comúnmente su chasis doble viga.

Aquella TZR80RR supuso el canto de cisne de la categoría, convirtiéndose de facto en el último modelo de 75 cc que se comercializaría en nuestro país. Concretamente hasta 1996, momento en el que las 125 cc ganaban terreno con la recién implementada ley del nuevo carnet A1.

Retroprueba «Old School»: Yamaha TZR80RR

En cualquier caso, la nueva TZR80RR gozaba de un compendio ideal entre prestaciones, confort y envergadura. Además, la marca japonesa había desarrollado un propulsor totalmente nuevo y dotado a su novedosa montura de una parte ciclo aún más capaz que la de la versión precedente.

Yamaha TZR80RR: La técnica

La nueva TZR80RR llegaba con la intención de poner patas arriba la categoría, algo que finalmente lograba gracias a emplear un nuevo propulsor de 74 cc refrigerado por agua, dotado de eje de equilibrado y admisión por láminas. Con unas cotas internas de 47,5 mm x 42 mm quedaba sometido a una compresión de 6,6:1.

Los 14,9 CV de potencia máxima declarada a 8.750 rpm se enviaban a la rueda trasera mediante una caja de cambios de 6 relaciones. Con todo era capaz de catapultar sus 125 kilogramos en orden de marcha hasta los 120 km/h. En esta cifra de peso máximo estaban incluidos los 13 litros de carburante que podía albergar su depósito de gasolina.

Aquellos casi 15 CV de potencia inicial podían incrementarse con otros 2 CV extra gracias a un cable independiente en el CDI que, conectado a masa, lograba modificar la curva de encendido.

Retroprueba «Old School»: Yamaha TZR80RR

Este plus de potencia nos hacía rebasar el límite legal establecido para la categoría de 75 cc, el mismo que posteriormente se implementaba en el nuevo A1, por lo que era responsabilidad de su propietario el llevar a cabo esta modificación.

Más allá del potente motor 2T con el que contaba esta nueva TZR80RR, la montura de Yamaha destacaba por una parte ciclo sobredimensionada, que digería sin problema alguno la potencia emitida por este. En ella destacaba el chasis doble viga de acero, sinónimo de rigidez y buen hacer en cualquier situación.

Por su parte, tanto la horquilla convencional del frontal como el monoamortiguador regulable posterior, se encargaban de manera satisfactoria del apartado de las suspensiones de esta TZR80RR.

La frenada, compuesta por un disco de 282 mm delante, con pinza de doble pistón, y otro de 203 mm accionado por una pinza monopistón cumplían de manera sobrada en este aspecto.

Retroprueba «Old School»: Yamaha TZR80RR

En términos de acabados y equipamiento, la TZR80RR gozaba de un nivel comparable al de cualquiera de sus hermanas mayores. En ella destacaba un completo cuadro de instrumentos conformado por velocímetro, cuentavueltas y testigos varios.

Este quedaba arropado por un marco de esponja que ponía de manifiesto el carácter racing del modelo. Asiento a dos niveles, asidero para el pasajero o un pequeño hueco bajo el sillón, completaban los elementos principales de los que disponía la pequeña deportiva de Yamaha.

A ello hay que unirle el hecho de estar exquisitamente rematada con diferentes esquemas de color, todos ellos en la línea de diseño y estilo que la marca imprimía a su gama de modelos en la década de los 90.

Yamaha TZR80RR: En carretera

Una vez nos deleitábamos con la imagen de esta TZR80RR, tocaba ponerse a los mandos y al igual que sucedía en aquellos años, actualmente esta acción se convierte en una tarea gratificante y singular a partes iguales.

Retroprueba «Old School»: Yamaha TZR80RR

Básicamente porque nada más sentarnos en ella, nos percatamos de que todo ha sido diseñado para hacernos la vida lo más sencilla posible una vez nos lancemos al ataque. Tanto la posición de conducción, como la de sus mandos, quedan totalmente en conjunción con la del piloto.

A ello se le suma la calidad de sus acabados; ya sea el tacto de las empuñaduras, funcionamiento de las piñas o el manejo de embrague y sistema de frenado, todo nos lleva una misma conclusión: “pareciera que estamos a los mandos de una moto de más cilindrada”.

Una vez en marcha es imposible eludir la forma en la que funciona su pequeño propulsor, haciendo gala de su esencia 2T en todo momento. Esto se traduce, si queremos exprimir al máximo sus prestaciones, en mantener la aguja del cuentavueltas siempre por encima de las 8.000 rpm, con un régimen de giro aprovechable de poco más de 2.000 vueltas.

Quedarte por debajo de esa cifra es tener que tirar constantemente del cambio, algo por otro lado, totalmente normal en una montura de este tipo. Sin embargo, si logramos alcanzar esa interacción con la moto, los niveles de diversión se multiplicarán de manera exponencial cada vez que nos echemos a la carretera con ella.

Retroprueba «Old School»: Yamaha TZR80RR

A todo ello ayuda, y mucho, la excelente parte ciclo, muy por encima de lo que puede ofrecer el motor. Tanto la suspensión como el equipo de frenada están siempre preparados para cualquier reto que le propongamos, dando habida cuenta de su efectividad.

Además, esta eficiencia para nada está reñida con un buen nivel de confort, si tenemos siempre presente que estamos a los mandos de una deportiva noventera. Tanto la posición de conducción como la ergonomía general de la que goza esta TZR80RR, incluso pueden llegar a sorprendernos cuando decidimos afrontar rutas de 200 o 300 kilómetros del tirón.

Eso, unido a la fiabilidad más que constatada de su motor, la hacen la compañera ideal de viaje, siempre y cuando seamos conscientes de sus limitaciones en términos prestacionales.

Yamaha TZR80RR: En la actualidad

El actual boom de todas aquellas 80/125 cc de la década de los ochenta y noventa, ha hecho que modelos tan queridos como esta TZR80RR se hayan revalorizado de manera casi sorprendente en los últimos tiempos.

Retroprueba «Old School»: Yamaha TZR80RR

Motos que hace apenas un lustro podías comprar por poco más de 500 euros, ahora tendréis que pagar como mínimo el triple de esta cantidad para poder haceros con un ejemplar de TZR80RR en un estado decente.

Este hecho da lugar a diferentes lecturas, algunas de ellas positivas y otras, por supuesto, no tanto. Primeramente, es ver como algunos aficionados a las motos y en especial a las 2T empiezan a dar valor a estos icónicos modelos que marcaron literalmente una época. Del mismo modo podemos observar como, en la mayoría de casos, la nostalgia juega un papel crucial a la hora de hacernos con una de estas.

Esto da como resultado, en ocasiones, el no saber poner en contexto que tipo de motos vamos a adquirir, con la posterior decepción que algunos se llevan. Aquello que nos parecía la leche hace 25 años, ahora puede ser que no llegue a desertar el mismo sentimiento en nosotros.

Básicamente, porque no nos paramos a pensar que estas pequeñas y bellísimas 2T son motos que debemos comprar con la idea de salir a pasearnos, no con la de intentar bajar tiempos en nuestra carretera favorita. Si esto lo tenemos meridianamente claro, entonces os garantizamos que disfrutaréis como adolescentes a sus mandos. Eso sí, la mayoría con algunos kilos de más y algún pelo de menos. Cosas de la edad.

Valoración Final

25 años pueden parecer muchos o pocos, según el prisma desde el que se enfoquen, pero sí de cumplir un sueño se trata, “nunca es tarde si la dicha es buena”. Si siempre quisisteis tener una de estas y podéis afrontar el gasto en la actualidad, no lo dudéis ni un momento. Son motos sencillas de trastear, económicas de mantener y 100% genuinas al espíritu que emanaban en su época.

Eso sí, como siempre os recomendamos, es preferible invertir un poco más en un ejemplar en buen estado, que meterse en una restauración parcial o completa, aunque esto último lo dejamos al gusto del personal. Con precios que parten desde los 1000/1200 euros, tendremos que desembolsar un poco más para poder hacernos con una unidad a la que no haya más que echarle gasolina y aceite para salir a disfrutar.

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