La familia MT de Yamaha es una de las gamas naked más atractivas y exitosas del mercado. Las “Master of Torque” se han ganado su hueco por su rendimiento y por su estética afilada, callejera y que no deja indiferente a nadie. Además, en el caso de la Yamaha MT-10, la más potente de todas, su motor es capaz de ofrecer al usuario unos espectaculares 165,9 CV para 212 kg.
Por tanto, podemos resumir a cualquier MT-10 como una máquina con la que se puede disfrutar mucho y, por supuesto, ir muy rápido. Pero esas cifras puede que no fueran suficiente para Cassy Gkyde, que decidió preparar una MT-10 a conciencia para conseguir unos impresionantes 260 CV.
Prueba y error, así nació esta Yamaha MT-10 con turbo
Para ello el propietario decidió montarle un turbo originalmente, pero ¡oh sorpresa! Las cosas no salieron como se esperaba, y el diseño intregando el turbo generaba problemas de sobrecalentamiento al motor. A tal punto llegaban esos problemas que cuando la gente de Purpouse Built Moto abrieron el motor, se encontraron con los pistones con agujeros y otros síntomas que sugerían la urgencia de mejorar la preparación.
Así que con lo aprendido por este primer intento se pusieron manos a la obra. Lo primero, obviamente, era reparar las partes que estaban dañadas. Pero a partir de ahí mejorar piezas internas, revisaron los diseños de los tubos de refrigeración, cambiaron la configuración de la compresión, pusieron nuevas tomas de aire, filtro de aire e, incluso, se preocuparon de que la moto pudiera ser perfectamente legal para circular por la calle.
El resultado final es impresionante. En lugar de la compresión 12:1, considerada excesiva para un motor sobrealimentado, ahora es 9,5:1. Y ahora viene el resultado final y es que con DB killer la potencia máxima es de 230 CV, pero al quitarlo se ganan otros 30 CV para llegar a los 260.
Es decir, en la calle, totalmente legal, esta bestia de la noche sería más potente que cualquier deportiva. ¡Espectacular!