Estamos acostumbrados a descubrir, prácticamente antes que nadie, los nuevos modelos. Pero antes de subirnos a esas motos y contar cuáles son nuestras sensaciones, hay un trabajo de desarrollo en la sombra que lleva mucho tiempo, mucho esfuerzo y mucho dinero.
De hecho y esto es un secreto entre tú y yo, en alguna ocasión hemos llegado a probar modelos de preserie. Es decir, el modelo que al final va a terminar saliendo al mercado pero fabricado a mano en la fábrica junto con otras cuantas unidades, para poder terminar de pulir algún detalle estético, de confort, de materiales…
Y es que el trabajo de desarrollo que hacen las fábricas, ese que solamente vemos alguna vez de refilón con alguna foto espía, es ingente. Detrás hay muchas personas trabajando, pensando, probando, evolucionando el producto que termina por llegarnos.
Así ha sido el trabajo de desarrollo de la KTM 1390 Super Duke R
En el caso de la espectacular KTM 1390 Super Duke R no ha sido diferente, y los departamentos de Mattighofen han dado lo mejor de sí para lograr la mayor precisión en una moto que, a pesar de ser naked y para la calle, tiene un carácter extremadamente deportivo.
La muestra de esa afirmación es que para encontrar la puesta a punto perfecta, se ha recurrido al departamento de pruebas con Jeremy McWilliams a la cabeza. El incombustible británico ha estado testando las diferentes soluciones, los tarados de las suspensiones y otros elementos que se han ido afinando para conseguir el equilibrio perfecto.
De hecho algunas de estas pruebas, al menos las que recoge el mini-documental que ha preparado KTM, se han llevado a cabo en el Circuito de Almería. Una pista espectacular, con cambios de nivel, curvas enlazadas, otras rápidas, la chicane, la recta de atrás… Un banco de pruebas perfecto para una moto con corazón deportivo.
Al lado de Jeremy también estuvo Hanne Maier, ex-piloto (si es que eso existe) de supermotard y ahora probador. Como podemos apreciar en las tomas no va precisamente despacio. Y tampoco se preocupa demasiado por mimar el motor LC8 de la Duke, sino por conseguir las mejores sensaciones y las mejores prestaciones.
Esta mezcla de pilotos, siempre supervisada por los ingenieros tanto de motor como de chasis, probablemente termine de otorgarle ese carácter tan especial a la moto. Porque hablamos de un trabajo de desarrollo por parte de personas con diferentes sensibilidades en la moto.
El resultado final de todo este esfuerzo es una bestia de 190 CV, capaz de ir por encima de los 260 km/h en la recta del Circuito de Almería, y de poner a prueba el valor del piloto cada vez que salga a pista, pero luego, ser una moto segura que cumpla además los requisitos medioambientales para la calle.