El primer modelo de los conocidos como “servicar” de Harley-Davidson vio la luz en medio de la gran depresión económica que en el inicio de los años ’30 del siglo pasado sacudió Estados Unidos. Desde entonces fue convirtiéndose en una herramienta empleada en diferentes campos, desde la vigilancia como vehículo de policía, hasta vehículo comercial y de carga. Estuvieron produciéndose de manera ininterrumpida hasta 1973, aunque fueron empleados por diferentes cuerpos de policía hasta bien entrados los ’90. Esto propició que haya muchos y diferentes vehículos de este estilo aún circulando, aunque han pasado a ser piezas de colección, en muchos casos, tras pasar por manos de un “customizador”.
Algo parecido le pasó al Tall Trike, una de esas unidades que en lugar de jubilarse pasaron a tener una vida más placentera y llena de cuidados. La máquina en cuestión está fabricada en 1960, aunque a juzgar por su aspecto nadie podría decirlo. De hecho físicamente y gracias a su gran y predominante asiento, puede llegar a recordar a esas motos estilo Bosozoku: que hemos visto en otras ocasiones al otro lado del Pacifíco. Pero la preparación de este trike va mucho más allá de un “simple” asiento de fibra de vidrio y piel elaborado por el especialeista estadounidense Duane Ballard, ya que quitando el chasis original y el motor, poco más queda de la Harley 45 Flathead. Llama la atención también el diseño de los gráficos, en los que se simula una especie de vidriera con diferentes motivos y en la trasera aparece representada la muerte con su guadaña.
Otro de los datos curiosos es que este trike, que ganó en 2015 el premio Grand National Roadster show en Pomona, ha estado a la venta hasta hace unos días. Aunque la puja comenzó en torno a los 11.000€, el precio final que alcanzó en E-bay se situó cerca de los 19.000€, por lo que algún afortunado tiene ya en su garaje una pieza de coleccionista al más puro estilo de Roth Candy.