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Racer Explosion 2016: cultura cafe racer y road races

La primera edición de esta iniciativa ha arrancado en Madrid con la pretensión de extenderse a otras ciudades en el futuro. Un evento de carácter vintage desplegado en dos jornadas bien diferentes: una estática el sábado por el barrio de Malasaña, y otra de acción en el emblemático Circuito de El Jarama el domingo.

Tres verdaderos entusiastas de la cultura del Cafe Racer, y de la esencia histórica del propio motociclismo han puesto en marcha este atractivo Racer Explosion, que persigue varios objetivos bien diferenciados pero orientados en una misma dirección. Pedro Mordt, fotógrafo y alma máter del prestigioso blog Piston Brew, Quique Echezarreta (feliz propietario de una Kawasaki Rickman 900 del 75) y Toño Merinero, artista plástico con algunas de sus creaciones vinculadas al mundo de la moto, nos han ofrecido dos jornadas con un ramillete de actividades a cual más interesante y, desde luego, a cual más apasionante:

Sábado: Malasaña Racer Explosion

Por la mañana, en el festivo barrio de Malasaña, nos dieron cita en un local cuyas paredes han escuchado cientos de conversaciones moteras durante los años que albergó una tienda dedicada a la equipación para el motorista. Para abrir boca allí se montó una recogida exposición con lo más granado que presenta en la actualidad un creador al que antecede un prestigio como el de Pepo Rosell.

Por la tarde, dos estrellas de la velocidad invitadas para recibir el apoyo y la admiración de los asistentes, justo antes de partir hacia su aventura en tierras irlandesas. Antonio Maeso y Víctor López dieron inicio al acto comentando, en un mano a mano, una vuelta on board del propio Víctor al legendario circuito del TT en las Isla de Man. A continuación, dieron paso a una conversación mantenida con el periodista Marcel Barrilero, que les lanzó una serie de preguntas sobre la inminente participación de ambos, durante la semana del 8 al 14 de mayo en la North West 200, la particular prueba irlandesa que forma parte del conjunto de las Road Races, con el resto que se celebran en el Reino Unido, además del GP de Macao. Una carrera que no se disputa contra el reloj, como pueda ser la del TT, sino con todos los rivales en pista, tomando la salida a la vez. Antonio Maeso, que ya participó en las ediciones de 2008, 2012 y 2013 de esta carrera, describió el circuito de forma rápida y sencilla como tres pueblos unidos por otras tantas rectas de 300 por hora, con dos rotondas y una chicane entre medias.

Ducati SS retro-moderna

Con un circuito tan particular, preguntamos más tarde a Antonio sobre los neumáticos y las diferencias de trabajo y temperatura entre el delantero y el trasero. A ello nos respondió explicando, en primer lugar, que no pueden ser slicks, que están fabricados con un compuesto particularmente duro en la banda central, mientras que usa uno muy blando para los flancos, y que los inflan, además, con unas presiones prácticamente de calle.

Después, cuando preguntamos a Víctor por las características de la Yamaha R6 con la que competirá en Irlanda, el madrileño nos explicó que sigue el reglamento de SSP, y que únicamente le añaden unas pletinas en las pastillas de freno para que no se separen en exceso de los discos, después de tanto tiempo como pasan con el motor a fondo y con la moto, además, sacudiendo la cabeza casi continuamente.

A continuación, Antonio nos explicó que competirá en la categoría Ligthweigth con una Yamaha MT-07 australiana (allí se vende con 650 cc) por dos razones: una, porque necesitaba divertirse a la hora de construirla y dos, porque al tratarse de una moto poco potente (82 CV) le permitirá probarse con las limitaciones de su rodilla destrozada en el accidente sufrido durante el Senior TT de 2013, una rodilla aún sometida a un doloroso proceso de recuperación.

Víctor López y su Yamaha R6 road racing

Tanto Víctor como Antonio pronunciaron la palabra “miedo” en varias ocasiones a lo largo de sus intervenciones; y al sugerir después al joven Víctor si no era más apropiado hablar de respeto, el madrileño nos contestó que son necesarios ambos sentimientos, miedo y respeto, como un doble recurso para pilotar en las road races. El primero como freno a tus ímpetus y el segundo para mantener la máxima concentración que exige correr con una moto a 300 por hora entre calles y por carreteras.

La conversación se cerró con la proyección del trailer que representa el vídeo que se está montado sobre la pasada participación de Víctor en el TT Manx. Así mismo, Antonio hizo una brevísima presentación de El sueño se despierta como el título que ha dado a su vuelta a las road races. Cuando le preguntamos por las razones que han hecho despertar este sueño, el almeriense nos dio una respuesta que resultó tan sencilla como trascendental: Sólo se vive una vez, y sólo tienes una oportunidad para realizar tus sueños: Yo soñé una vez con ganar el TT, y continúo metido en ese sueño.

Versión racing artesanal de una Mash

Domingo: Jarama Racer Explosion

A la mañana siguiente, en un espacio situado al comienzo de los boxes, o, si se prefiere, en el tramo final de la recta de El Jarama, se habilitó un recinto anunciado con una gran pancarta: Racer Explosion.

Cruzar la entrada era como entrar en un espacio en el que el pasado y la fantasía se daban la mano en una inédita fusión. Recrearse con un detenido paseo por aquella cuadrícula del paddock representaba tanto una borrachera de nostalgia para los mayores de 50, como un baño de cultura e historia del motociclismo para los jóvenes que se dieron cita en El Jarama en un número tan significativo como el de su generación anterior.

Una Honda CB 750 debidamente

La propia Rickman 900 de Quique Echezarreta, vestida con la sobriedad de un negro majestuoso; dos Suzukis GSXR-750, “La Chepa”, con las palabras Hyper Sport, nada pretenciosas, pintadas en sus carenados; la realeza italiana representada por una soberbia Bimota YB8, luciendo otra palabra mágica sobre los laterales: “Furano”; una Kawa Z900, con su motorista conjuntado para evocar una estampa de Mad Max; una Darmah 900, resplandeciendo al sol con su rojo Ducati y dejando roncar sus Lafranconi sobre la brisa que bajaba de la sierra, la misma brisa que envolvía una BMW R100S de 1980, tan impoluta que el tiempo parecía haberse congelado en el espacio que ocupaba. Y compartiendo el recinto con aquella valiosa selección de la historia reciente, las creaciones de los escultores actuales, encabezadas, tal vez, por la Yamaha SR400 con su orgullosa corona europea, seguida por otras fantasías plasmadas sobre sus hermanas de 250; lo mismo que la lisérgica sicodelia modelando una XS400, por no dejar la marca de Iwata. A un lado, BMWs de aspecto extraplanetario; al otro, Hondas llevadas al cafe racer más estricto, en el frente, una Triumph Tiger como la que condujo Ted Simon en su apasionante aventura por todo el planeta; y, mirando a la recta, con la estampa altiva de un caballo ganador, encontramos el que tal vez resultase el ejemplar más exclusivo de tan selecta reunión: un concienzudo trabajo del preparador Peter Meier sobre una BMW Rennsport 500 Réplica, una auténtica carreras cliente alemana de 1954. El amortiguador de dirección, el cigüeñal al cromo duro, los cilindros al nikasil y en la rueda de atrás, ¡un freno hidráulico de tambor!, con una lista interminable de detalles añadidos que terminan de componer una auténtico diamante de la época.

BMW 500 GP 1954 Réplica

Toda esta serie de joyas, reliquias y conjuntos escultóricos no sólo pudieron admirarse en parado dentro del espacio Racer Explosion, sino que además rodaron a lo largo del Jarama, sin reglas de formación ni “órdenes de equipo”, en una mañana de tandas alternadas con las motos habituales de la pista madrileña. Para remate de las dos jornadas, los asistentes allí congregados pudieron disfrutar también viendo entrenar sobre el histórico trazado al propio Víctor López subido en su R6 de la North West 200, para realizar los últimos ajustes antes de embarcar con ella rumbo a tierras irlandesas.

Por la noche y ya fuera del programa, la mayoría aprovechó la reunión semanal que convoca Fede, de Cafe Racer Obsession, en un pub, por supuesto irlandés, para juntarse y cruzar comentarios, con alguna bravata de por medio, sobre todo lo vivido en la pista. Te pasé, yo me dejé, tú te colaste, eres un paquete…, un encuentro informal en el que, desde luego, no se escucharon excusas como “Me falló la electrónica”.

Galería completa de fotos del Racer Explosion 2016

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