Para ello contactamos con Diego Antúnez, alma máter del proyecto y con el que tuvimos una animada charla sobre su moto, futuros proyectos, etc. Amante como es de los modelos cafe racer y de las motos de estilo retro como es la SR400 que mantiene hasta el arranque a patada, estaba claro cuál iba a ser el camino a elegir.
Pero como todo concurso, había varias normas que tenían que cumplir. La primera, como en todas las transformaciones de YARD Built, que no se puede cortar nada ya que la moto tiene que volver a dejarse de serie. Además tiene que poder conducirse (en recinto cerrado por lo que no es necesario que cumpla la ITV) y debe incluir 600 euros en accesorios Yamaha.
Con un presupuesto muy ajustado y sin ayuda de fabricantes de accesorios, Yamaha Motor Madrid consigue un modelo en el que todo encaja perfectamente a la vista. Empezando por la parte frontal, observamos como el faro no es el que equipaba la SR de origen. Bajo él, una bolsa de cuero cuya función es esconder todos los cables y dejar la moto lo más limpia posible. Y es que con la premisa de que la modificación sea reversible, ha sido una solución fantástica y mucho más económica que rehacer completamente la instalación.
Sobre ello, un manillar que consigue una posición más deportiva sin tener que recurrir a semimanillares anclados a la tija que no permitirían casi nada de radio de giro. La instrumentación también es nueva, con un reloj para el velocímetro y justo debajo un nuevo soporte en el que se ubican los testigos. Las piñas proceden de un modelo de los años 70, con lo que se consigue un aspecto muy retro mientras que las manetas son de Yamaha YZF-R6 con depósito de Gas Gas para que sea lo más pequeño posible.
La horquilla es de serie. Únicamente se le han incluido sendos fuelles. Las llantas también son las originales aunque pintadas en negro y por encima un guardabarros recortado. A ellas se les ha instalado unos neumáticos de gran balón traídos desde Estados Unidos, ya que aquí no se comercializan. De allí también ha llegado el escape, que permite que el monocilíndrico suene mucho mejor.
El depósito de gasolina es el de serie al igual que las tapas laterales, basculante y amortiguadores traseros aunque estos se han descubierto para dejar el muelle completamente a la vista. La ubicación de las estriberas son nuevas, más retrasadas y además abatibles para permitir que la pata de arranque llegue hasta abajo y permita coger la compresión necesaria para el arranque. El cubrecadena es nuevo y mucho más pequeño.
El asiento y el colín son de una pieza. En él se ha integrado la luz de freno mientras que se ha tapizado un asiento completamente nuevo. Todo el conjunto se redondea con un pintura que ha intentado emular el tono cobrizo de los alambiques, dividido por una banda negra que recorre la SR400 de delante a atrás.
Seguro que algunos les suena la moto ya que estuvo expuesta en el MULAFEST, a falta de pequeños detalles. Ahora y tras vencer en su categoría, está recorriendo Europa junto a las ganadoras del resto de categorías hasta principios del año que viene, cuando volverá a Yamaha Motor Madrid.
Le preguntábamos a Diego si con la Yamaha XSR700 que han conseguido como ganadores del concurso iban a plantearse hacer algo, ya que lógicamente están casi obligados a defender el título en 2016. Todavía no lo saben, pero lo que sí está casi seguro es que de hacer algo lo harán estilo Cafe Racer, que es verdaderamente lo que les gusta.
Su taller está abierto a cualquier tipo de personalización que quiera el cliente, desde deportivas a motos antiguas. De hecho su proyecto personal es una Yamaha XS750, un “rara avis” en España y que, visto lo que ha hecho con la SR400, seguro que les queda espectacular.
Estaremos atentos a la moto que ya están cocinando para el año que viene.
