El primer consejo es sencillo: usar el neumático para aquello que ha sido concebido. Existen diferentes tipos de neumáticos: deportivos, de viajes, off road, de scooter… Lo ideal es usar cada neumático para el cometido que fue diseñado. Si montamos neumáticos de asfalto, estos sufrirían más degradación si decidimos hacer una ruta por el campo. Y viceversa, si ponemos nuestra trail con neumático off road a rodar kilómetros y kilómetros por asfalto, el desgaste será más que evidente.
Otra cosa que podemos hacer es mantener la presión de los neumáticos en su punto óptimo. Cada modelo tiene una presión recomendada por el fabricante, y esa es la que debemos cuidar que mantenga. Si la presión, por exceso o defecto varía, el desgaste de los neumáticos será mayor y desigual, lo que redunda en un peor rendimiento que puede incluso llegar a ser peligroso.
Esa presión recomendada suele ser una horquilla, para que podamos jugar con ella en función del peso que va a cargar nuestra moto. No todos los motoristas pesan lo mismo, no siempre viajamos con pasajero y el equipaje es un factor que modifica y mucho el peso total de la moto. Por eso, conviene aumentar la presión de los neumáticos para soportar un mayor peso, en algunos casos hasta el máximo recomendado por el fabricante.
Pero de todas maneras, lo mejor en cuanto al peso es que intentos no cargar en exceso nuestra moto. A mayor peso, mayor desgaste, de modo que descargar nuestra moto de lo que no necesitemos en un buen consejo. Por ejemplo, vaciar o desmontar las maletas cuando no las necesitamos, así como reducir lo que llevamos en las guanteras o bajo el asiento.
También es importante que, en un taller, nos hagan un equilibrado de las llantas para conseguir un reparto equilibrado de la masa por toda la rueda. Esto evita molestas vibraciones y, además, un mayor desgaste que además se produce de forma desigual. Algo que como hemos dicho antes puede incluso llegar a ser peligroso.
Otro aspecto en el que debemos fijarnos es en las suspensiones. Es muy importante que estas funcionen correctamente, pues tienen una relación directa en el funcionamiento y desgaste del neumático. Para esto nada mejor que realizar cuando sea necesario el mantenimiento de las suspensiones para asegurarnos de que están haciendo su bien su trabajo. Además, como las suspensiones tienen diferentes ajustes, es recomendable adecuar la precarga y el hidráulico a las condiciones de conducción (peso, velocidad, tipo de superficie).
Los primeros kilómetros de un par de neumáticos son fundamentales. Conviene realizar un rodaje de 100 o 200 kilómetros antes de ponerlos al máximo. Algunos fabricantes añaden una película protectora a los neumáticos nuevos para que se conserven mejor en tiendas y almacenes, pero esa película es resbaladiza y no desaparece hasta haber rodado unos kilómetros.
Y ¿qué podemos hacer durante el pilotaje? En primer lugar, cuidar tanto la aceleración como las frenadas. Cuanto más bruscos seamos con el acelerador y los frenos, mayor será el estrés al que sometemos a las gomas y, por tanto, mayor será el desgaste. También debemos cuidar la forma en que tomamos las curvas, pues si hacemos cambios bruscos de dirección, estamos exigiendo un agarre extra que desgasta más el neumático. Por eso, lo mejor es realizar cambios de dirección de la manera más suave y constante posible. Si mantenemos una trazada abierta y sin frenazos ni acelerones en estos puntos, el neumático se mantendrá en muy buen estado.
La velocidad también es fundamental. La regla es sencilla: a mayor velocidad, mayor desgaste. Cada modelo de neumático tiene unas indicaciones sobre la velocidad máxima recomendada, pero eso no quiere decir que siempre haya que ir a todo lo que dé. Es decir, un neumático puede tener indicada como velocidad máxima 120 km/h, pero se desgastará menos circulando a 100 km/h. Si nos acostumbramos a conducir a velocidades moderadas, la vida útil del neumático será mayor.
Por último, debemos recordar la importancia de mantener los neumáticos limpios, algo que podemos hacer simplemente con agua, pues los productos químicos desgastan la goma. Y, para el final de la jornada, lo mejor si es posible es guardar nuestra moto en un garaje, a salvo de cambios de temperatura, luz del sol y el resto de las inclemencias del tiempo. Esto último es todavía más importante si vamos a dejar la moto aparcada por un tiempo, momento en que conviene dejar la moto sobre caballetes, así que las ruedas no se apoyarán en el suelo, lo que deformaría la goma.
Si sigues todos estos consejos, o al menos la mayoría de ellos, ten por seguro que la vida útil de los neumáticos de tu moto se alargará. Porque es importante comprar gomas de calidad, por supuesto, pero eso no nos exime de cuidarlas y preocuparnos por su buen mantenimiento.
