Salirse de lo establecido. Quizás esta máxima fue la que siempre empujó a Giancarlo Morbidelli en busca de alcanzar sus logros, personales y profesionales, como demostró de manera contante a lo largo de su apasionante vida. Capaz de fundar varias empresas en diferentes ámbitos, haría lo propio dentro del mundo de las dos ruedas, en especial en el referido a la competición.
Todo esto no hubiera sido posible sin ese halo de pasión tan característico de la idiosincrasia italiana, e indispensable para sacar adelante proyectos como el que llevó a cabo el mítico empresario transalpino. Hasta 6 títulos dentro del Mundial de Motociclismo pone en relieve la labor de Giancarlo Morbidelli a lo largo de la década de los 70 e inicios de los 80.
Los inicios de Morbidelli
Hay que remontarse a 1959 para poder poner en contexto la historia de Morbidelli y todo lo que llego después. Es en 1959 cuando Giancarlo funda su primera empresa, relacionada de reparación y fabricación de máquinas para trabajar la madera en Pesaro, Italia. Con apenas 25 años de edad, Morbidelli se estrenaba como empresario, pero quizás no del modo en el que hubiera deseado.
Su pasión eran las dos ruedas y en especial las carreras. Morbidelli llevaba varios años participando de manera intermitente en algunas competiciones locales, así que decidió crear su propio taller de motocicletas anexo al negocio maderero. Él mismo mejoraba los chasis y motores de las motos con las que, posteriormente, participaba en alguna carrera.
Es en 1968 cuando Morbidelli decide dedicar más tiempo y recursos a su gran pasió,n inscribiéndose en el Campeonato Italiano Júnior con una Benelli y una Motobi. Un año más tarde nace la primera montura de GP desarrollada por él mismo y Franco Ringhini, piloto y diseñador.
Esta venía equipada con un motor de 50 cc, refrigeración líquida y válvula rotativa. Con ella lograrían una victoria en el GP de Yugoslavia y la sexta plaza en la carrera disputada en la antigua Alemania del Este. Este sería el inicio de una época dorada para el equipo de Giancarlo, que se alargaría hasta comienzos de los años 80.
Para 1970, Ringhini desarrollaría una nueva montura de 125 cc lista para correr el Mundial de Motociclismo de 1971. También darían forma a una tetracilíndrica de 350 cc. Un año después, el piloto italiano Gilberto Parlotti lograría dos victorias con la octavo de litro, en el Gran Premio de Alemania del Este y el Gran Premio de Francia. Parlotti fallecería tristemente cuando disputaba el TT Isla de Man a los mandos de aquella misma moto.
En 1973, Franco Ringhini decide abandonar Morbidelli y en su lugar el equipo contrata a Jorg Möller. Este fue el artífice del diseño de la nueva 125 cc con la que, en 1975, Paolo Pileri se haría con el primer campeonato del mundo para la marca. Paolo Bianchi, compañero de este, lograría el subcampeonato ese mismo año y el título de campeón en 1976 y 1977.
En esta última temporada, paralelamente, Mario Lega haría lo propio en la categoría de 250 cc, logrando la cuarta corona mundial para la marca en apenas tres temporadas. Un hito realmente importante teniendo en cuenta los recursos con los que contaba Morbidelli dentro de la exigente competición.
A partir de ese mismo año, en asociación con Benelli Armi en Pesaro, fundan MBA (Morbidelli-Benelli-Armi), con la intención de producir motos de competición para posteriormente venderlas a otros equipos del campeonato.
Además, esta fructífera relación comercial se tradujo en la obtención de otros dos títulos mundiales dentro de la categoría de 125 cc, con los pilotos Eugenio Lazzarini y Pier Paolo Bianchi a los mandos, en las temporadas de 1978 y 1980 respectivamente.
Para 1982, con 6 títulos mundiales en el bolsillo, Morbidelli abandona la competición de las dos ruedas, poco después de estrenarse en la categoría reina con un tal Graziano Rossi como piloto. Giancarlo quería centrarse en otros proyectos, como por ejemplo apoyar el debut deportivo de su hijo, Gianni Morbidelli, dentro de las carreras de turismos, incluso llegando a pilotar un F1.
Regreso de Morbidelli… A lo grande
En 1990, Giancarlo Morbidelli vende los activos de su compañía principal y funda una nueva marca con la que pretendía fabricar motocicletas de calle en serie. Pero no cualquier moto. Más bien la que posteriormente sería certificada por el Libro Guinness de los Récords como la montura más cara de la historia.
Hablamos de la Morbidelli V8, dotada de un bloque en V a 90º con culata de 32 válvulas y presentada oficialmente en el EICMA de 1994. El diseño exterior, por si alguien se lo pregunta, es obra de Pininfarina y como más de uno debe ya estar imaginándose, no fue precisamente lo que más entusiasmó al sorprendido público del evento milanés.
Si bien estaba dotada de un buen compendio de elementos en su parte ciclo (chasis de acero, frenos Brembo Goldline y suspensión GCB totalmente ajustable), tanto su controvertido diseño, por cierto, bastante asemejado al de la posterior Bimota Mantra, como su altísimo precio de salida, unos 45.000 dólares de la época, hicieron que el proyecto quedara relegado a un segundo plano.
En 1996 se volvió a reelaborar el diseño general del primer prototipo, con la ayuda precisamente de Bimota, incluyendo una horquilla invertida Paioli y multitud de retoques que de algún modo buscaban armonizar las líneas iniciales.
El problema es que justamente, un año después, la Morbidelli V8 se intentaba comercializar por la friolera de 160.000 dólares, convirtiéndose en la moto en serie más cara de la historia.
Tras más de 2,7 millones de euros de inversión en el proyecto, para 1999 tan solo se habían fabricado tres ejemplares del modelo, además del prototipo inicial. Como bien explica Jason Cormier en OddBike:
“Se hizo evidente que obtener un retorno de su enorme inversión iba a ser casi imposible, incluso si pudieran encontrar un puñado de compradores dispuestos a pagar seis cifras por una motocicleta”.
Aquellos tres ejemplares fabricados quedaron en manos de Giancarlo Morbidelli, el Barber Motorsports Museum y el coleccionista privado Robert D. Arnott. Este último fue expuesto posteriormente en el Museo Petersen de Los Ángeles.
Últimos años de Morbidelli y su legado
La historia de Morbidelli quedó a buen recaudo en el museo inaugurado en las antiguas instalaciones de Pesaro en 1999. Allí se exponían las 350 motocicletas y artículos históricos y de competición de la legendaria marca italiana que Giancarlo había coleccionado a lo largo de su vida.
Años después se habló de un nuevo proyecto de Morbidelli esta vez sobre una montura V12 de 750 cc desarrollada sobre la parte ciclo de una CBR600 de mediados de la década de los 2000. Incluso circularon algunas imágenes del proyecto con una maqueta de madera como protagonista, y en ella instalado el V12 a 60º que supuestamente debería de impulsarla, aunque finalmente todo quedó en un mero ejercicio de estilo.
En 2014 se estrenó un documental llamado “Morbidelli: una historia de hombres y motocicletas rápidas”, en el que se habla ampliamente sobre la vida del empresario italiano y su apasionante viaje por el mundo de las dos ruedas y en especial en lo referido a la competición.
Cinco años más tarde, los herederos de Giancarlo anunciaban que el museo de la familia echaba el cierre de manera definitiva, alegando la imposibilidad de poder seguir manteniendo los altos costes de mantenimiento del mismo. Ese mismo año buena parte de la colección sería enviada a Reino Unido para terminar siendo subastada.
Finalmente, en febrero de 2020, nos despedíamos para siempre de Giancarlo Morbidelli, tras varios años de lucha contra el Alzheimer. Tras él, un inmenso legado y amor por las motocicletas y la competición, pero sobre todo una vida cargada de ilusiones en la que Morbidelli luchó por su sueño hasta lograr alcanzarlo.